TIJUANA BC 5 DE MAYO DE 2024 (AFN).- Y la gran pregunta, desde el domingo en que se conocieron los resultados iniciales que favorecían a la candidata presidencial Claudia Sheinbaum Pardo -y a su partido Morena en todo el país- fue ¿Hubo fraude en la jornada de elecciones, con alteración de actas y manipulación de votos?
La respuesta podría ser ¡No! No la hubo, pero sí una inducción abierta, sin límites, sin nadie que les pusiera un freno, con una intromisión también abierta y permanente del presidente Andrés Manuel López Obrador, y por la necesidad de millones de personas (que no todos los que votaron a favor) que prefirieron cerrar los ojos ante lo que ocurre y despreciar los temas de inseguridad, malos servicios de salud, falta de medicamentos y otros hechos que agravian a la sociedad mexicana, siempre y cuando les garanticen que les seguirá llegando el apoyo a través de becas, y mientras todos aquellos problemas y fenómenos no les afecten en su entorno más cercano.
Por eso es que se puede anticipar que no fue necesario para el presidente y Morena, poner a miles de muertos a votar, ni mandar a robar urnas en una gran cantidad; ni "embarazarlas" como se acostumbraba, ya que toda la operación para tener estos resultados, se hizo desde hace tres años, en que el propio López Obrador abrió la sucesión dentro de su partido, y diariamente, en todas sus mañaneras y con constantes reuniones con todos sus gobernadores, diputados, senadores y operadores, con los que le realizó la campaña anticipada a Sheinbaum.
Contó con un INE complaciente, que le permitió decir todo lo que quería, y les dejó gastar a su antojo, realizando precampañas muy anticipadas y fuera de lo legal.
Así es que, si alguien espera que en los recuentos que inician este día, y la apertura de paquetes electorales para contar "voto por voto", los resultados conocidos hasta el momento cambien y Sheinbaum Pardo se desplome, vayan perdiendo la esperanza y háganse a la idea de que la morenista sí ganó y lo hizo arrolladoramente, al recibir el voto favorable de millones y millones de mexicanos de todas las latitudes del territorio nacional y de lugares del extranjero, en los que se pudo votar.
Los resultados preliminares conocidos el pasado domingo tras el cierre de la jornada de elecciones, además de sorpresa y estupefacción, generaron dudas, y la pregunta que se mantiene hasta el día de hoy, es la que ya comentamos líneas arriba.
Por más que esa elección tuviera un "tufo" de posible fraude, sobre todo, por el porcentaje tan amplísimo de triunfo y las "aplanadoras" en todas las elecciones, por todas partes del país, inclusive en aquellos lugares donde había gran repudio para algunos de los candidatos, no se podría desconocer que muchísima gente salió a votar y que eso no dejaba lugar a dudas sobre los resultados, aunque parecieran imposibles.
Por más triquiñuelas que se hubieran hecho, por más actas que se hubieran alterado, por más votos que se hubieran comprado, según se ha visto en algunas partes del país, sería imposible derrumbar la voluntad ciudadana.
Es más, la salida tan temprano -e inclusive- en algunos lugares desde la noche anterior, de ciudadanos a las urnas, hacía también sospechar que algo se fraguaba, porque si bien podría tratarse de mexicanos votando libremente, podrían ser también, aquellos del "voto duro" de ese partido y quienes fueron convencidos por la larguísima y constante campaña que se hizo con los recursos de todos los mexicanos.
También los que vendieron su voto y que hoy están reclamando, porque pasadas las elecciones, y ya sin nada qué perder, no les han pagado, además de que sería sólo la palabra de los "agraviados" contra los que les ofrecieron dinero, sin que se pueda comprobar.
Aún así, será difícil que todas estas irregularidades o ilegalidades sean las suficientes para invalidar los resultados de esta elección, que ya dieron prácticamente de manera oficial como ganadora a Sheinbaum, quien además, ya fue multi felicitada, por los principales líderes mundiales.
Hay que reconocer que el presidente la supo hacer, ante una sociedad permisiva, "agachona" en algunos casos; necesitada en otros, y honestamente convencida en algunos más.
El discurso prolongado y constante del presidente López Obrador descalificando a los partidos políticos primero; a los posibles candidatos después, y a la prensa siempre, logró su objetivo y convenció a millones, de que la 4t era la opción salvadora del país.
Así que si se preguntaba, de manera aleatoria, a varios ciudadanos sobre Xóchitl Gálvez, la primera reacción era un gesto de disgusto acompañado de frases como esa señora no; es muy vulgar, mire todo lo que ha hecho, etcétera, como si la hubiesen conocido de toda la vida.
Al profundizar preguntando a qué se referían, repetían lo mismo que diariamente alegaba el presidente, pero sin poder aportar más elementos, pruebas o fundamentos de sus dichos; solamente el rechazo transmitido a través de las mañaneras.