MÉXICO 25 DE JULIO DE 2016 (ComPubMex).- El artículo de la periodista y productora Shannon Harvey es revelador y seguramente vuelve la atención de las personas hacia uno de los aspectos de la soledad y sus consecuencias. También es inspirador que haya sanado al cambiar su pensamiento y actitud.
Shannon recibió un diagnóstico médico muy serio, y la medicina alopática no pudo señalarle las causas, como tampoco ofrecerle curación. Tenía tan solo 24 años y estaba muy desalentada porque sufría de lupus, una enfermedad reumática sistémica y crónica. Se preguntó por qué tenía que ocurrirle a ella, por qué en aquél momento, por qué lo merecía…
Creo que muchas personas también se preguntan lo mismo cuando enfrentan problemas graves. Pero ¿cuántas están dispuestas a cambiar radicalmente sus hábitos y pensamientos?
Uno de los sentimientos que quizás más afligía a Shannon era la soledad, pero tampoco comía o dormía bien y se sentía abrumada por el estrés. Trabajaba intensamente, fuera de su país o en otras ciudades, de modo que casi no tenía más contacto con sus familiares y amigos. Se sentía aislada y sola. Ella menciona que varios estudios comprueban que hay una relación intrínseca entre la soledad y las enfermedades crónicas.
Hoy, diez años después de recibir su diagnóstico, Shannon es otra persona. Vive muy cerca de su familia, conversa muy abiertamente con su esposo, habla con frecuencia con sus amigos e incluso con desconocidos con quienes se encuentra durante sus actividades cotidianas. Su condición física también cambió drásticamente: Se siente más saludable que nunca y no toma ninguna medicina.
Pero, ¿cuál pudo haber sido el factor fundamental que produjo este cambio?
Para mí fue que ella empezó a sentir y a vivir el Amor.
El Amor es siempre la solución: Cuando uno se ama a sí mismo, se siente motivado a buscar soluciones, a cambiar hábitos, a interesarse en el bienestar de los demás y acercarse a ellos.
Por eso, la soledad no siempre lleva a la enfermedad. Vivir solo, pero lleno de Amor no permite que uno se sienta aislado, pues el Amor divino lo insta a ayudar al prójimo y a organizar las cosas de tal manera de tener tiempo para uno mismo y a los seres queridos.
Lo digo por experiencia, pues he vivido sola gran parte de mi vida. El comprender, sentir, vivir y expresar el Amor divino es lo que mantiene mi buena salud física, emocional y mental. Vivo sola, pero no soy solitaria; no hay ningún vacío en mi vida.
Lo que dice la teóloga y pensadora Mary Baker Eddy es como si fuera el lema de mi vida: “El Amor inspira, ilumina, designa y va adelante en el camino. Los motivos correctos dan alas al pensamiento, y fuerza y libertad a la palabra y a la acción”.
Permitir que el Amor sea como un timón en nuestra vida, nos aparta del camino de la soledad y nos lleva hacia la salud, la paz interior y el equilibrio.