Los regañados.
Por: Gilberto LAVENANT
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Sin duda alguna, muchos quedaron sorprendidos cuando en días pasados, el General Alfonso Duarte Mújica, Comandante de la Segunda Región Militar, hizo el coraje de su vida, debido a que los Alcaldes de los cinco municipios, no asistieron a la reunión mensual de coordinación de seguridad pública, que tuvo lugar en las instalaciones militares de Tijuana.
Estaba tan molesto el militar, que no pudo ocultar su enojo. Es más, ni lo disimuló.
A los ausentes les mandó el mensaje de que deberían ser más responsables, que le deberían abrir un espacio en sus agendas, al tema de la seguridad pública.
El que se pavoneó como responsable e interesado en el tema, lo fue el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán y sus colaboradores del área. Sobre todo porque Duarte Mújica, le hizo un reconocimiento por estar presente.
Hubo muchas especulaciones y versiones diversas sobre los motivos o razones que ocasionaron la ausencia de los Alcaldes en dicha reunión.
Con todo y la disculpa del Alcalde de Tijuana, Carlos Bustamante, que se dijo andaba en la ciudad de México, gestionando recursos para hacer frente a la crisis económica por la que atravieza el gobierno local, y que incluso fue el único que estuvo representado, por parte del Secretario General, Roberto Alcides Beltrones, se presume que ninguno de los Alcaldes se salvará del “jalón de orejas”, en la próxima reunión.
De los otros cuatro Alcaldes, de Mexicali, Ensenada, Tecate y Playas de Rosarito, no se conoció de disculpa alguna, por lo que persistió la versión de que andaban en Baja California Sur, haciendo labor de proselitismo a favor del candidato priísta a la gubernatura estatal.
Versión que también llegó a oídos de Duarte Mújica y que le hizo ponerse “verde”, igual que el color del uniforme militar.
¿Cuál fue, entonces, la verdadera razón de la ausencia de los Alcaldes, en la reunión de la coordinación sobre seguridad pública ?
¿Será a caso que efectivamente los Alcaldes son tan irresponsables y no les interesa el tema de la seguridad pública ?
Pues, bueno, vamos a pasarles al costo, la versión que han externado conocedores de este tema. Al parecer la más apegada a la realidad, de todas las surgidas.
Los Alcaldes, están en un dilema, además de estar encorajinados.
Les platicaron el cuento del mando único de la policía, y aunque todavía no está formalizado legalmente, aún es un mero proyecto del Presidente Felipe Calderón, y se comprometieron a llevarlo a la práctica.
Quizás se soñaron en un grandioso evento, recibiendo el reconocimiento de Calderón, por participar en el combate al narcotráfico y por formar parte de esta nueva estructura policiaca, como vieron a Jorgito Ramos.
Sin embargo, la decepción les llegó muy pronto, cuando se percataron que ese esquema, los involucraba, pero a la vez, no les permitía “tener vela en el entierro”.
¿ Que cómo está esto ? Muy fácil, se les invitó a la coordinación de seguridad pública, pero sólo a hacer bola, pues tienen voz, pero no voto. Aportan los elementos de las corporaciones policiacas municipales, pagan las nóminas de estos, les dotan de armamento, equipo e instalaciones, pero carecen de mando sobre los policías municipales.
Es más, carecen de facultades para designar a los mandos policiacos. Esto lo experimentó en cabeza propia el Alcalde de Mexicali, Francisco Pérez Tejada, quien pretendió designar mandos policiacos, pero, se dice, el Gobernador Osuna Millán y el General Duarte Mújica, se los rechazaron.
Panchito tuvo que declarar que no había problema, que aceptaba las observaciones al respecto y que se disciplinaba. Sin embargo, el asunto de Mexicali, preocupó a los Alcaldes del resto del Estado.
Dirán, seguramente ¿para qué acudir a las reuniones de coordinación de seguridad pública, si sólo somos simples invitados ?
Está visto que políticos y militares, no se llevan muy bien. Los militares adustos, secos, formales, disciplinados. Los políticos, en su mayoría, relajados, frívolos, informales, indisciplinados.
El problema, para los Alcaldes, es que ya no pueden “agarrar sus canicas” y decir que siempre no juegan a eso del “mando único”. Se verían muy mal, pésimamente.
Así es que más les vale anotar en su agenda la fecha de la próxima reunión, si es que no quieren que, además de la regañada, les apliquen un castigo militar, como hacer 50 sentadillas, 100 abdominales o recorrer varios kilómetros, sin descanso alguno. Les puede pasar. Sobre aviso no hay engaño.
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