Por: Fernando Núñez de la Garza Evia
Plaza Cívica
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MONTERREY 21 DE JULIO DE 2025.- Todos los gobiernos, tanto en países democráticos como autocráticos, descansan en alianzas sociales. Sin embargo, en gobiernos con agendas políticas más radicales, resulta crucial preguntarse qué alianzas son las que los impulsaron –y los han mantenido– en el poder. Ciertamente es el caso de Morena, quien está rehaciendo a profundidad el régimen político mexicano.
La evolución de las alianzas del viejo PRI resulta interesante. El PNR de Plutarco Elías Calles logró la primera gran alianza con la llamada “familia revolucionaria”, permitiendo la pacificación del país. Sin embargo, no era suficiente. Fue el PRM de Lázaro Cárdenas quien le dio un giro popular al partido, haciendo la alianza con las clases populares mexicanas, dando origen así a los sectores campesino, obrero y popular del partido. Sin embargo, en un país que no se volvería comunista, esa alianza resultaba asimismo insuficiente. Y por ello, Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdés concretaron la tercera gran alianza con los empresarios y las clases medias urbanas, a través de políticas de industrialización y de empleo en el aparato gubernamental.
La alianza de López Obrador en 2018 fue distinta a aquella de Claudia Sheinbaum en 2024. En 2018, Morena obtuvo sus mayores votos entre hombres, personas de 26 a 35 años, y con mayor escolaridad. Fue, esencialmente, la clase media educada y asalariada. Sin embargo, para 2024 los números habían cambiado: casi el mismo porcentaje de hombres y mujeres votaron por Sheinbaum; perdió 14% del voto de personas entre 26 y 35 años, pero se ganó en las edades a partir de los 36 años; se perdió 15% del voto entre aquellos con estudios universitarios, pero se ganó en los sectores sin estudios universitarios; se perdió 14% en aquellos que ganaban más de quince mil pesos, pero se ganó en aquellos por debajo de esa cantidad (Parametría). Es decir, la alianza social de Morena se expandió, y cambió: mientras que, en 2018, entre más se subía la escalera socioeconómica más probabilidades había de votar por López Obrador, en 2024, entre más se bajaba, más probabilidades había de votar por Claudia Sheinbaum.
Pero, ¿cómo mantener las alianzas sociales morenistas? En el PRI de antaño era mucho más sencillo ante un país esencialmente rural, con una enorme pobreza, con medios de comunicación concentrados y fáciles de cooptar, y ante la legitimidad que otorgaba la Revolución mexicana. Sin embargo, hoy Morena se ha mantenido en el poder mediante tres brazos: las reformas políticas, que harán más difícil el acceso al poder de otros actores políticos (lo vemos con la sobrerrepresentación del 20% –junto con el PT y el PVEM– que tiene en el Congreso de la Unión, no vista desde 1952); los programas sociales, a los cuales se les dedican crecientes recursos públicos; y la destrucción de organismos en materia económica, lo cual ha provocado que muchos grandes empresarios se sometan a los designios de la presidencia (recordemos la creciente discrecionalidad en los contratos públicos).
La alianza hoy es con los de abajo (programas) y los de arriba (contratos). Sin embargo, no resultará sostenible: ahí están los problemas fiscales, de estancamiento económico, de opacidad y corrupción. Vendrá una reforma fiscal en este contexto, y la historia nos dice que esa nunca es una buena combinación.
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