2027: La trampa geométrica de la igualdad hacia las diputaciones
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2027: La trampa geométrica de la igualdad hacia las diputaciones

TIJUANA BC - domingo 23 de marzo de 2025 - Julio Octavio Rodríguez Villarreal.
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Cuando las reglas cambian el mapa del poder antes de que inicie la contienda
Por: Julio Octavio Rodríguez Villarreal

TIJUANA BC 23 DE MARZO DE 2025.- El proceso electoral de 2027 ya inició, aunque no oficialmente. Mientras algunos aspirantes se exhiben en espectaculares, reuniones privadas, grupos de WhatsApp y redes sociales, la verdadera contienda ocurre en otro plano: en el de las reglas, en los criterios jurídicos que trazan los márgenes de lo posible.

La paridad de género, asumida como principio de igualdad, se ha transformado en un nuevo orden geométrico del poder. No se trata solo de alternancia o justicia histórica, sino de un rediseño profundo del tablero electoral, que cambia un día después de cada jornada electoral. Quien no entienda este orden, corre el riesgo de quedar fuera antes de empezar.

La arquitectura de la exclusión se disfraza de progresismo

En 2024, como representante del Partido del Trabajo ante el Consejo General del Instituto Estatal Electoral de Baja California, participé directamente en los litigios que definieron los bloques de competitividad. Lo que parecía técnico era profundamente político. La propuesta original del Consejo permitía, por ejemplo, que un partido postulase hombres en todos los distritos más competitivos. En nombre de la igualdad, se edificaba una exclusión.

Si a usted le interesa escuchar argumentos que públicamente defienden la paridad sustantiva, pero permiten resultados patriarcales, debería revisar las actas, videos y sentencias de la discusión sobre los lineamientos de paridad. No tienen desperdicio.

El “error” del Consejo General era sutil, pero letal: confundían potencia electoral con competitividad. Se pretendía ordenar los distritos por número total de votos y no por porcentaje efectivo. Un distrito con mucha participación, pero una victoria cerrada, era considerado más competitivo que otro con menor participación y una victoria aplastante. Bajo esa lógica, la trampa era perfecta: se cumplía la ley en forma, pero se traicionaba en fondo.

Los tribunales corrigieron el rumbo. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dio la razón a la tesis que defendimos: los bloques deben construirse con base en los porcentajes efectivos de cada partido por distrito, ordenando de mayor a menor su desempeño. Así, se creó un criterio claro para definir los bloques alto, medio y bajo, garantizando que las mujeres no fueran relegadas sistemáticamente a las candidaturas de menor competitividad.

La geometría real del 2027

Aplicando este criterio, y tomando como referencia el desempeño de Morena en 2024, los bloques de competitividad quedarían así:

Bloque Alto (mínimo 3 mujeres): Distritos 12, 03, 07, 02, 06 y 09

Bloque Medio (mínimo 3 mujeres): Distritos 10, 13, 04, 08, 01 y 05

Bloque Bajo (mínimo 3 mujeres): Distritos 11, 14, 15, 17 y 16

La regla obliga a cada partido a postular al menos tres mujeres en cada uno de estos bloques, pudiendo incluso postular únicamente mujeres. Es decir: de los 17 distritos, como mínimo 9 candidaturas deberán ser femeninas. No hay margen para la nostalgia ni para el argumento de “ya me toca”. La geometría de la igualdad opera con rigor quirúrgico, pero está en constante movimiento.

El riesgo de la alianza

Si Morena decide ir en alianza parcial o total con otros partidos —como en 2024—, los bloques se reconfiguran, sumando el porcentaje de los partidos aliados. Lo mismo ocurrirá con otras coaliciones.

Por ejemplo, si se repite una alianza parcial de Morena en ocho distritos, y en nueve va solo, deberán construirse dos listas separadas con sus respectivos bloques. Morena haría tres bloques de tres distritos; la coalición, dos bloques de cuatro. En la alianza el  distrito “non” lo paga la lista de 9.

Regresando al punto clave, el convenio de coalición también redibuja la geometría actual. Donde hoy hay una diputada, podría postularse un hombre sin que se vulnere el principio de paridad sustantiva efectiva. Y viceversa: donde hoy hay un hombre, la firma de una alianza podría obligar a postular mujer.

El efecto inmediato es claro: hombres con trabajo territorial, estructura o padrinos, podrían quedar fuera si su distrito cae en un bloque donde la paridad exige una mujer. No importa si ganan encuestas, si movilizan multitudes o si fueron leales. La regla no pregunta quién eres, sino qué género representas y en qué casilla del tablero estás parado.

Quienes sobrevivan a este filtro, serán quienes entiendan cómo se construye el terreno de juego. Los que vean venir el muro antes de estrellarse. La lucha ya no está en las redes sociales, sino en el terreno cartográfico de la norma.

Los más lúcidos ya lo saben: las candidaturas se disputan en dos frentes. Uno es el tradicional: el territorio, los liderazgos, las narrativas, las redes sociales. El otro es más silencioso: los lineamientos, los litigios, los criterios de autoridad.

En este nuevo orden, el poder no solo se gana: se entiende.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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