DESDE MI TALLER
Por Manuel Rodríguez Monárrez
@MannyMonarrez

“Ahora resulta que están dolidos” Claudia Sheinbaum, Presidenta de México

TIJUANA BC 20 DE MARZO DE 2025.- Un país pulverizado en cenizas, cuerpos en fosas, paredes manchadas de sangre, crucifijos abandonados por cientos, seres exterminados por animales que disputan el control criminal de los territorios que le cedió la nación a placer, claudicando ante el exterminio, cerrando los ojos ante la omisión que apuesta al tiempo para borrar su memoria de la faz de la tierra. Pero todo regresa. Estamos inmersos en un espectáculo de horror, una tragedia que provoca una aguda agonía en nuestro México, nuestra patria, nuestro pueblo, presa de las garras del cinismo y la desesperanza.

Hay distintos tipos de heridas, no solo las que se ven. La gente no desaparece simplemente. Esta etapa de la vida nacional la he denominado: el luto de la vergüenza. Porque junto con los desaparecidos también desapareció la capacidad de empatía y asombro de nuestras autoridades. Miles y miles de mexicanos simplemente han desaparecido en un cruento método de reclutamiento forzado, extorsión y abuso consumado sistemáticamente. 

Sea el número que sea todos los mexicanos desaparecidos en Teuchitlán, Jalisco, todos y cada uno de ellos, son ya parte de nosotros; el saldo de una guerra interna de colusión y permisividad que terminó en exterminio.

Las madres buscadoras no esperan que volvamos a casa después de trabajar y nos quedemos sin hacer nada al respecto. Ellas esperan empatía para sanar las heridas le piden a todo México que se una para formar un gran escuadrón civil de búsqueda que cuente a todos los que faltan y que encuentren sus restos, sus pertenencias, sus últimos momentos. 

Hay quienes esperan encontrar decencia en el gobierno, sensatez, pero ante el asombro de muchos el insulto se reitera y se recalca, desde clase premier en un vuelo a Paris el Presidente del Senado nos llama “carroñeros” mientras bebe una copa de champagne y ve una comedia en la pantalla de su vuelo. 

Debemos avanzar aún con autoridades insensibles llamándonos: “hipócritas”. Exigiéndonos a los ciudadanos que ya dejemos de hacer señalamientos, alegando que la víctima son ellos y en especial el expresidente López Obrador, a quién la mandataria mexicana ya nos pidió abiertamente, que lo dejemos en paz, como si se tratase de un asunto olvidado de un caso cerrado, como si fuese en vano todo el trabajo y dolor de la sociedad civil y de las madres buscadoras. Es inconcebible pero el desdén es algo que ocurre en estados degradados, mientras los perpetradores siguen impunes. 

** El autor es internacionalista egresado de la Universidad de las Américas – Puebla, cuenta con especialidad en Economía Internacional por la Oklahoma University y obtuvo el rango de comandante de compañía naval en la Academia Militar de Culver, Indiana.

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