Vuelos, barcos, infraestructuras
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Vuelos, barcos, infraestructuras

Tijuana BC - viernes 14 de febrero de 2025 - Marco Antonio Samaniego.
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Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 14 DE FEBRERO DE 2025.-No es la primera vez que barcos, aviones y militares estadounidenses, merodean o ingresan en Baja California. Una de las infraestructuras más importantes para modificar el curso del río Colorado, fue dirigida por el coronel O.J.  Ockerson. En 1910 William H. Taft pidió permiso al gobierno de Díaz para realizar un bordo de protección en el Valle de Mexicali y con ello proteger Valle Imperial.  Posteriormente, la Compañía de Tierras y Aguas de la Baja California realizó obras en las que, soldados mexicanos y estadounidenses, no se enfrentaron, pero si se tensó la relación porque acciones armadas en otros puntos de la frontera, hacían pensar que podían generarse una invasión. 

Así, en 1911, los cañoneros Truxtum y Yorktown, navegaron por las costas y uno de ellos, el Yorktown, desembarcó en la Bahía de Ensenada. Debido a la propuesta del mexicano Simón Berthold Chacón, de formar una república socialista el 21 de febrero de 1911, cuando se realizó el desembarco mencionado, la idea que se gestó era que se trataba de espionaje abierto y declarado. Días antes, en Ensenada, ya se había señalado que se trataba de una invasión filibustera, debido a numerosas declaraciones que se realizaban en San Diego, sobre la necesidad de incorporar la Baja California a Estados Unidos. Por cierto, la visión de que hubo filibusteros en el grupo armado que luchó en esos meses, y que se declararon maderistas muchos de ellos, la ratifica Ricardo Flores Magón, quien el 10 de junio de 1911, felicitaba a los mexicanos que habían eliminado a los filibusteros – termino utilizado por Ricardo – y por tanto era posible seguir con la revolución anarquista que ellos proponían. 

En años siguientes, el espionaje de japoneses fue tema frecuente, lo mismo que de alemanes, quienes estaban interesados en que México hiciera frente a Estados Unidos para que no ingresara a la guerra.  Con el Plan de San Diego, Texas, en el cual se propuso eliminar a los estadounidenses y formar una república entre Texas, Arizona y Nuevo México, el espionaje y el cruce de tropas para atrapar a quienes realizaron la propuesta, fue frecuente. Por supuesto, el evento más conocido es el ingreso de tropas villistas a Columbus en marzo de 1916, evento que provocó la expedición punitiva y con ello el ingreso de tropas estadounidenses a Chihuahua por casi un año En varios momentos, la posibilidad de una guerra fue intensa, dado que hubo eventos armados que llevaron a la muerte de mexicanos y estadounidenses. 

El espionaje de japoneses, estadounidenses y alemanes fue intenso en los años siguientes. Los sistemas de radar, con mayor alcance cada vez, se registraron cuando menos desde 1913. Para los años de la Segunda Guerra Mundial y la formación de colonias sinarquistas, como la de María Auxiliadora en Baja California Sur, provocaron el ingreso de militares vestidos de civil para observar y saber si existía relación con la denominada quinta columna, la cual se relacionaba con los seguidores de Hitler.  Ciudad Juárez, Tijuana, Nogales, Matamoros, fueron sitios vigilados para conocer movimientos y negociaciones de los bandos en conflicto. 

Cuando Richard Nixon declaró la guerra contra las drogas, la operación intercepción implicó el ingreso de agentes estadounidenses a México. El permiso, estaba relacionado también con los efectos de la Guerra Fría y la aparición de grupos revolucionarios armados en diversos estados del país, incluidos los del norte de México. Para ese momento, la operación Cóndor, que incidió en varios países de América del Sur como Colombia, Chile, Uruguay, Argentina y Brasil, tuvo también su versión mexicana. La operación Condor de 1976, se dirigió hacia el estado de Sinaloa, con la finalidad de terminar con las organizaciones que enviaban drogas a Estados Unidos. Los gomeros sinaloenses, eran el objetivo de los dos gobiernos, sumado a movimientos estudiantiles y guerrilla urbana que se realizaba en dicha entidad y que impactaba tanto Sonora como Baja California. 

La operación Condor, tuvo éxito relativo. Modificó las rutas de tráfico de drogas, pero no la eliminó. La evidencia de ello es tan abundante que, en nuestros días, que, de nuevo, aparece el tema de aviones que, con sistemas de radar, indican, van a terminar con los grupos organizados.   En México se llama una vez más a la cooperación y se señala lo mismo que se ha apuntado en el último siglo, desde Porfirio Díaz, Venustiano Carranza, Pascual Ortiz Rubio o Luis Echeverría. El problema está en el consumo.  Así también lo señalan autores estadounidenses, presidentes como Obama, o agentes de la DEA.  

La frontera puede ser vigilada y sobre vigilada, los aviones pueden estar en los límites de la violación de la soberanía nacional, pero si siguen pagando por el producto, va a existir el tráfico. Así fue con el alcohol, y así ha sido con los opiáceos. Sólo para explicar la dimensión del problema, apuntamos que Thomas Jefferson, en 1807, realizó una declaración de emergencia por el abuso de el opio. De nuevo en la década de 1840 pero, sobre todo, con la guerra civil de 1861-1865, cuando los heridos generaron una dependencia con los derivados del opio que alcanzó niveles de epidemia. El hecho de que Estados Unidos tomara la batuta a principios del siglo XX para prohibir el uso del opio y sus derivados fue porque estaban en medio de una crisis. Sabían que, si no detenían la producción en la India, Turquía, Filipinas o China, la prohibición carecía de sentido. El problema estaba adentro. 

Con la Segunda Guerra Mundial, los personajes de la mafia siciliana, como Lucky Luciano, aparecieron en ciudades mexicanas, como Acapulco o Culiacán. Requerían producción por los heridos y Franklin D. Roosevelt – indican fuentes que no lo aseguran del todo – estuvo dispuesto a asociarse con los miembros la mafia italiana para producir opiáceos.  Sinaloa y Guerrero, cuando menos, se convirtieron en centros de producción.  Casi un siglo después, el tema sigue ahí porque existe un mercado mundial y estadounidense que ha sostenido el negocio. Países como Afganistán o Turquía, se mantienen con altos índices de producción. Sinaloa, como punto de atención. Pero como se admitió desde principios del siglo XX por funcionarios estadounidenses, el problema está adentro. Y ahí sigue.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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