Por Esteban Capella Ibarra
REFLEXIÓN DEL DÍA.-
TIJUANA BC 2 DE FEBRERO DE 2025.- En un mundo interconectado, donde las economías dependen cada vez más de los flujos comerciales globales, los aranceles han sido utilizados históricamente como una herramienta para proteger industrias nacionales y regular el comercio exterior. Sin embargo, en los últimos años hemos visto un uso distinto de estos: como un mecanismo de presión en conflictos geopolíticos. ¿Realmente funcionan los aranceles como una solución a problemas políticos y diplomáticos? La respuesta es no.
El Mito del Arancel como Castigo Efectivo
Muchos gobiernos, especialmente en las grandes economías, han adoptado los aranceles como una forma de sanción comercial, creyendo que con ello podrán doblegar a otras naciones. Sin embargo, esta estrategia no solo suele ser ineficaz, sino que también genera consecuencias negativas en el comercio internacional y en la propia economía del país que impone las medidas.
Cuando una nación impone aranceles a otra con la intención de castigarla económicamente, la realidad es que los costos de producción aumentan y terminan siendo asumidos, en gran medida, por los propios consumidores y empresas del país que impone la medida. El caso más reciente y emblemático es el de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, donde los aranceles no lograron cambiar significativamente las políticas del gigante asiático, pero sí encarecieron productos para los consumidores estadounidenses y afectaron a industrias nacionales.
Las Consecuencias No Previstas
Además del impacto en los consumidores y en la industria local, el uso de aranceles como herramienta geopolítica genera efectos colaterales en la economía global. Entre ellos:
1. Inflación y encarecimiento de bienes: Si un país impone aranceles a productos estratégicos, las empresas locales pueden enfrentar costos más altos para obtener insumos esenciales, lo que se traduce en un aumento de precios para los consumidores.
2. Reubicación de mercados y contramedidas: Las naciones afectadas por aranceles no se quedan de brazos cruzados. En muchos casos, buscan nuevos socios comerciales o implementan medidas en represalia, generando una escalada de tensiones y posibles guerras comerciales.
3. Desincentivo a la inversión: La incertidumbre sobre las reglas del comercio internacional puede hacer que las empresas duden en invertir en países que aplican sanciones arancelarias con frecuencia, afectando el crecimiento económico a largo plazo.
4. Erosión de la cooperación internacional: En lugar de incentivar el diálogo y la diplomacia, el uso de aranceles como arma política debilita las relaciones entre naciones y puede llevar a bloqueos económicos prolongados que terminan afectando a múltiples sectores.
La Geopolítica No se Resuelve con Tarifas
Los problemas geopolíticos, como disputas territoriales, seguridad, conflictos ideológicos o violaciones a derechos humanos, difícilmente pueden solucionarse a través de medidas económicas. La diplomacia, el establecimiento de acuerdos multilaterales y el fortalecimiento de organismos internacionales suelen ser estrategias mucho más eficaces para abordar estas tensiones.
Si bien los aranceles pueden ser útiles en ciertos escenarios comerciales, su uso como herramienta de presión geopolítica es una estrategia limitada y contraproducente. En lugar de fortalecer posiciones, terminan debilitando economías, perjudicando a consumidores y deteriorando la confianza entre naciones.
El mundo necesita soluciones basadas en el entendimiento, la negociación y la cooperación internacional, no en medidas que generan más problemas de los que buscan resolver.
El autor es egresado de la licenciatura en administración, derecho y actualmente cursa la licenciatura en psicología así como presidente de profesionistas unidos por Baja California.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.