Por: José Alfredo Ciccone
Enero 9 del 2025/INFOBAJA/EL VIGÍA.- Año nuevo y expectativas renovadas, parecería ser el camino a seguir en este 2025 que promete tener de todo, desde entretenimientos con el Mundial de clubes en Estados Unidos, léase, el fútbol soccer de parabienes, aquí cerca, cruzando la línea, no el muro. Seguimiento a pie juntillas de la política en México, a meses de asumir la nueva presidenta, el panorama sigue difuso y confuso, con pulsiones negativas e inquietantes, sobre todo en el tema de seguridad, que parece no encontrar la salida. Tampoco perderemos de vista la actividad política-económica de nuestro vecino del norte, porque Donald Trump asumirá el 20 de enero su segundo mandato y habrá que esperar novedades.
Como siempre, buscará culpar a un pasado irredento donde las cosas no se hicieron bien, desde su personal óptica, claro está. Por cierto, en ese nuevo gobierno, los demócratas no la traen todas consigo, porque los republicanos controlarán las dos cámaras -dominio total del Congreso- y ese hecho les impedirá moverse a sus anchas, como antaño, un tema que no es menor.
Encuestas de índices en popularidad y confianza van y vienen, en ambos países y seguirán siendo el arma predilecta de las entidades políticas para ensalzar o atacar, depende la óptica o el color del partido en cuestión. En vías expectantes, el electorado, que al final todo lo decide, observará paciente, seis o cuatro años más, según el caso, el momento para determinar quién realmente tendrá la última palabra a la hora de elegir, mientras tanto, habrá que revisar y tratar de fiscalizar desde el prisma ciudadano, qué obras se hicieron y cuantas quedaron en promesas banales de escasa imaginación o mentiras disfrazadas de verdades políticas de poca monta, las que se estilan en estos tiempos de personas más virtuales que virtuosas.
Los datos del 2024 con respecto a los números de la región, a pesar de atravesar tiempos complicados, fueron alentadores y nos hace pensar que de ninguna manera, estamos instalados en una economía boyante, pero tampoco somos de las zonas más castigadas del país o del Planeta y seguimos moviéndonos con la dinámica de los tiempos actuales que se imprimen en las grandes ciudades y siempre caracterizan a las zonas y habitantes fronterizos.
Al ritmo que nos toque el mundo actual, con todo e inteligencia artificial.
Baja California seguirá con su ‘motor encendido’ y seguramente el trabajo diario y la dedicación ordenada nos harán más fuertes. Las empresas tendremos que evaluar y poner en práctica nuevas estrategias de ventas para consumidores más acuciosos, mejor informados y con poder de compra, a propósito, ¿ya vieron las buenas cifras que nos dejaron las ventas del “Buen Fin” en el 2024? 173 mil 800 millones de pesos, un 16 % más que en 2023. Unos 8,700 millones de dólares! Si a esto le sumamos altos números de consumo para Navidad y fin de año, sacamos buenas conclusiones sobre la constante circulación de dinero en México, no le parece?
La Inteligencia Artificial hasta ahora arroja más dudas que certezas, porque por un lado sus expertos defensores prometen abrir nuevas fuentes desconocidas de trabajo, que se traduce en más ocupación de humanos y por el otro, en el vulgo común siembra temor, porque su aplicación a la vida cotidiana, elimina fuentes de trabajo a cada paso, con un simple ejemplo, lo vemos en un supermercado con cajas inteligentes que eliminan puestos de trabajo. Habrá que esperar su progresiva inserción y posterior desarrollo en actividades diarias, para darnos cuenta real de sus alcances favorables de inmediato, o no, está por verse. Seguramente, pronto, nos enfrentaremos a los mismos mercados generales, pero con un cambio de actitud en la reflexión de compra de los consumidores, sobre todo en los primeros meses del año donde los bolsillos flaquean, las tarjetas de crédito despiden estrellitas brillantes de dolor y las quejas de los compradores aumentan por lo gastado, sobre todo al darse cuenta que compraron, una vez más, aquello que no necesitaban o que tienen dos o tres veces…y todo por seguir el último grito de la moda, o cambiar el teléfono celular porque el nuevo modelo trae mejor definición en sus cámaras fotográficas, o colores más vivos y otras banalidades por el estilo, igual, quién les quita el gusto de gastar mucho, casi por instinto, ‘se siente bonito’ dicen.
Todos sabemos que predecir en este tema del dinero es más difícil que transportar jirafas en avión.
Diariamente nos encontramos con pronósticos equivocados de expertos que no saben cómo justificar los resultados erróneos que ellos mismos habían arriesgado, en fin, todo un complejo de economías envolventes y cambiantes que nadie sabe a ciencia cierta ponerle un número, más o menos exacto.
Lo que sí conocemos, sin necesidad de una amplia experiencia en el rubro, es que todo este descontrol en los despilfarros domésticos nos plantea algo tan viejo como el mundo: ‘No se puede ni se debe gastar más de lo que uno tiene o puede pagar”, así de sencillo, aunque no queramos aceptarlo la mayoría de las veces.
Por todo esto, es que los países llamados del primer mundo -salvo honrosas excepciones como Alemania y Japón-, se dedican a administrar las supuestas riquezas o excedentes de liquidez, facilitando créditos a diestra y siniestra, gastando lo que sabían no iban a poder pagar, una especie de inconsciente colectivo que recordaba: “disfrute primero y no pague después”, o algo parecido.
Innovar y mantenerse activo, las claves exitosas.
Todo nos indica que a partir de economías inciertas, nos enfrentaremos a un consumidor más crítico, aquel que tiende a radicalizar su función en el sentido de conocer puntuales y determinados detalles para proceder en consecuencia. Quizás no sea más que una muestra que resultará recurrente, con una constancia diaria que primará en los mercados en estos momentos de este siglo XXI. Por supuesto que no quiero generalizar ni afirmar que todos los consumidores vayan a alcanzar el comportamiento típico del comprador crítico, aunque tampoco resultaría necesario para determinar una presencia en los mercados, porque a menudo son los clientes más exigentes los que abren las puertas a la necesaria innovación, tantas veces pregonada y otras tantas postergada. La innovación quizás no llegue a la satisfacción total del comprador en cuestión, pero no tengo duda que este tipo de consumidor exigente, sí posee el poder para marcar tendencias, orientando desde su tribuna el sentido de lo que una organización comercial debe hacer para progresar y ganar mercado en tiempos nada fáciles o inciertos como apunta este año 2025.
De ahora en más, el consumidor profundizará de manera permanente en su deseo de conocer más y más acerca de todo aquello que adquiere, no sólo en materia de precios y calidad, sino a qué firma comercial está apoyando con su compra, si esa compañía localmente aporta a la comunidad, por ejemplo, apoyando causas nobles o es el resultado sólo de intereses foráneos. Esta nueva actitud abrirá el paso a un concepto de utilidad doble de un producto, el primero situado en un plano conocido: para qué sirve, qué necesidades satisface, cuál es el plano donde tradicionalmente se ha movido el marketing dirigido al cliente final. Ahora el camino a recorrer será más largo porque habrá que satisfacer la interrogante del comprador a la hora que se comience a preguntar, cuando se le ofrezca determinado producto o servicio: ¿para qué sirve y en qué me beneficia o cuán solidario es con la sociedad en su conjunto?
Enfrentarnos a esta nueva etapa de los mercados será tarea prioritaria en este 2025 que apenas comienza y ya nos inquieta con sus sanos desafíos.
Salute y buen año para todos!
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.