Por: Esteban Capella Ibarra*
REFLEXIÓN DEL DÍA
TIJUANA BC 10 DE DICIEMBRE DE 2024 .- Cuando somos estudiantes, es común cuestionar la utilidad de aprender materias como geografía, física, química, matemáticas, biología o astronomía entre otras especialmente cuando creemos que no tendrán aplicación directa en nuestra vida profesional. ¿Por qué necesito saber anatomía si no seré médico? ¿Por qué aprender astronomía si no seré astrónomo? Estas preguntas parecen razonables en su momento, pero ocultan una verdad fundamental: la cultura general es mucho más que el conocimiento específico de cada disciplina; es la herramienta que nos permite entender y navegar el mundo de manera crítica y consciente.
En los últimos años, hemos sido testigos de cómo la falta de cultura general convierte a las personas en víctimas de la desinformación. Sin una base sólida de conocimientos, es difícil distinguir entre realidades y fantasías, entre hechos comprobables y simples invenciones. Esta vulnerabilidad no solo afecta a nivel personal, sino que tiene repercusiones sociales profundas, ya que fomenta un entorno donde las noticias falsas y los discursos manipuladores encuentran terreno fértil.
La cultura general no solo enriquece nuestro entendimiento del mundo, sino que también fomenta el pensamiento crítico. Este pensamiento crítico es esencial para valorar los aspectos que definen nuestras libertades y derechos humanos fundamentales. Cuando las personas no tienen las herramientas intelectuales para comprender conceptos básicos de justicia, igualdad o democracia, se vuelven más susceptibles a aceptar acciones arbitrarias o normas que atentan contra el bienestar colectivo.
Por ello, es imperativo recuperar en la ciudadanía un espíritu de entendimiento y análisis que nos permita construir una sociedad más justa y participativa. Una cultura general sólida no solo nos ayuda a identificar las trampas de la desinformación, sino que nos brinda la capacidad de cuestionar, argumentar y defender aquello que nos corresponde como ciudadanos.
Invertir en la formación cultural y educativa desde las etapas iniciales hasta la adultez no debe verse como un lujo, sino como una necesidad para salvaguardar nuestra capacidad de pensar y actuar libremente. La cultura general no es solo conocimiento; es libertad, entendimiento y poder. Solo con una ciudadanía informada y crítica podremos proteger los principios que nos definen como sociedad y evitar caer en los errores que nacen de la ignorancia.
El autor es egresado de la Licenciatura en Administración, Derecho, actualmente cursa la Licenciatura en Psicología y es Presidente de Profesionistas Unidos por Baja California A.C.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor