AMERICAN COMPANY, una novela arriesgada: Ana Claudia Molinari
Por Nidia Sánchez
CIUDAD DE MÉXICO 20 NOVIEMBRE 2024.- La escritora mexicana Ana Claudia Molinari, presenta su segunda novela AMERICAN COMPANY, editada por Espejo Somos. Esta vez se enfoca en literatura de ficción, donde se une la migración, el amor, con una dosis de realidad cargada de crudeza, un viaje al encuentro zapatista, al anarquismo, a los colectivos, geopolítica, el control de medios de comunicación, en medio de una parálisis mundial, cuyo foco está centrado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
En esta obra nos podemos acercar también a escritores de otros tiempos, al juego de algunas palabras inventadas y al encuentro de los sentimientos de los personajes. Salpicada de prosa, su lectura es vertiginosa.
Rodeada de un cálido círculo de lectores y amigos, la académica, etnógrafa y semióloga, Ana Claudia Molinari, presentó en la librería Volcana, de la Ciudad de México, su más reciente trabajo impreso a través de Espejo Somos, una editorial autodidacta que ella y su hija Denise, gestionan desde 2009, y que nace igual que esta novela en San Cristóbal de las Casas.
“Considero que American Company es una novela infrarrealista con la que he pensado hacer boicot a Juan Villoro”, afirma con un tono travieso.
“Es mi segunda novela (la primera es: Detectives Incómodos) y me siento feliz. Quiero verla crecer, nació apenas, ver sus efectos y saber qué repercusiones tiene en mí”.
“El contenido es arriesgado, porque estamos hablando de poderes y cuando hablas de eso, te arriesgas, y creo que la literatura va de eso, también. Hay otros riesgos en cómo dices las cosas, y en el caso de ser mujer, cómo te atreves a decir cómo es el mundo, lo que piensas de las políticas mundiales. Para que sea recibido, esa mujer tiene que estar avalada por una institución o un hombre, y si no es así, ahí hay otro riesgo, que te ignoren, te expones a una mayor crítica”.
Abierta y sincera, confiesa:
“Como estoy jugando a que soy zapatista, lo estoy intentando y no en un juego, sino en la realidad. En la actualidad la identidad más difícil de construir es la de escritora independiente. No sé si eso existe o estoy soñando, o estoy jugando. No se puede ser escritora al margen de la industria editorial, es algo casi imposible”.
“No sé si eso pasa en todas partes, pero estoy segura que en México así es. No puedes serlo si no tienes algo que te cobije, ser un gran escritor, apellido, dinero, algo que te vincule a la industria editorial, tu sola no te puedes vincular, quizá si tienes mucho dinero sí, pero eso no lo puedo experimentar”.
“Las escritoras en este país nunca comentan cómo publicaron, es algo que a mí me gustaría saber, pero es tabú, solo existe ella, aislada del mundo…”.
“Podemos reconocer una trayectoria por ganar premios, pero ganarlos en este país no es porque tú quieras, seas bueno o malo en la literatura, es porque alguien te dio cierto empuje para ganar. No creo al cien por ciento que sea natural, necesitas estar en el engranaje, y si no lo estás, las mujeres y hombres dentro del engranaje se van a encargar de que no lo estés, porque no llegaste por esos caminos. Es algo de élite. Así que no sé si sigo jugando a ser escritora independiente, pero me encanta este juego. Es difícil”.
“Viví la experiencia cuando escribimos: Diccionaria, Una habitación de todas. Fue un libro que hicimos una segunda edición, se vendió mucho, mujeres y grupos quisieron tener el libro. Y al paso del tiempo cuando decantas la experiencia, ¿qué pasó? La información, lo que ahí se dice se absorbe, pero como la autora es una doña nadie, no pasa el nombre, no pasa la escritora. Fue un libro famoso, la UNAM y otras instituciones nos lo compraron, y lo hicieron para inspirarse, para retomarlo, se filtra. El mundo editorial de los escritores está hecho de nombres, no de escritores colectivos, ni de personas comunes, es algo que se construye, parte de la mercadotecnia”.
“Nosotros optamos por un camino distinto, en el que autor, libro, producir el libro, compaginar el libro es una sola persona o las mismas personas, desde crear el libro hasta tener dos, tres o cuatro personas en ese proceso, conocemos casi todos los procesos del libro. Es otra ruta. Esta apuesta es mucho más compleja no es un juego para entrar al mercado, está fuera del mercado, hay que asumirlo para gustar de cada parte del proceso y no sufrir decepciones o tristezas cuando ves que tus ideas las tomó un hombre, y al él sí, su novela está muy arriba y la tuya no llegó (a encumbrarse) solo a la casa de tus amigos. Conozco esa experiencia, esas cosas pasan en los caminos, las ideas no son propiedad privada, pero obviamente reconoces tu trabajo en otro trabajo. Es cuando te dices creo que tengo buenas ideas”.
“En una ocasión para no caer en depresión, mi padre me dijo escribe con el nombre de un hombre, todas lo han hecho y funciona”.
“Las ideas de las mujeres son como los cuerpos de las mujeres, cualquiera se siente con el derecho de tomarlo y sin siquiera citarte. Es el precio de una sociedad (machista). Amo ser escritora, sigo escribiendo, pero se necesitan lectores. No es verdad que solo quieras escribir sin que te lean, si no te leen tu escritura no vive, está ahí, inerte, esperando que algo la active como el virus”.
En esta larga aventura creativa y de letras, Ana Claudia nos invita de paso, a hacer un alto en su blog personal:
https://lasescritorasnoexisten.wordpress.com/ donde ha escrito algunas reseñas de autoras.
Añade para finalizar que presentó por primera vez American Company, en el 5° Tianguis Literario Autónomo y Popular en la ciudad de Oaxaca, el 13 de octubre de este año.
American Company, es un libro que lo pueden adquirir en Volcana Lugar Común (CDMX) en Santa María la Ribera, y está disponible también, en la librería La Cosecha, de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.