Fernando Núñez de la Garza Evia
@FernandoNGE
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19 NOVIEMBRE DE 2024.- El panismo bajacaliforniano camina, como sonámbulo, al precipicio político. Decía Albert Einstein que la locura consistía en hacer lo mismo y esperar resultados distintos. Con la reciente elección panista queda claro que el partido se ha empecinado en elegir a los mismos dirigentes políticos, esperando resultados distintos. Sin embargo, los frutos serán nuevamente los del fracaso político, muy en detrimento de la democracia bajacaliforniana.
La disyuntiva panista se reflejó en las candidaturas. Por una parte, Lizbeth Mata, asociada al exgobernador Kiko Vega, conocido por su casa de más de dos millones de dólares que construyó siendo gobernador y sus más de sesenta propiedades; el mismo gobernador que acabó entregándole el poder a Morena. Por otra parte, Amintha Briceño, apoyada por los exgobernadores Ruffo Appel, Osuna Millán y González Alcocer. Se acabó imponiendo la primera, ganando seis de siete municipios, aunque con una votación cerrada.
El PAN se encuentra en caída libre, y ni los propios panistas parecen querer rescatarlo. Nada lo demuestra mejor que la abstención en sus filas: 55% de los panistas bajacalifornianos no acudieron a votar. Ante la estructura de “padroneros” manejada por Marko Cortés y Kiko Vega, y la imagen pública de decadencia del panismo, el exgobernador Ruffo Appel pidió llevar a cabo una elección primaria abierta, donde todo ciudadano interesado en el futuro del partido pudiera votar. Evidentemente, fue negada para no perder control del negocio partidario. En medio del deterioro, nunca el partido de Manuel Gómez Morín ha hecho un análisis serio y profundo, un mea culpa honesto, por las errores que lo han llevado a la casi irrelevancia política. Imposible: ¿por qué hacerlo si el partido es tan redituable, con más de 11 millones de pesos de presupuesto solo para 2025 a nivel estatal, y más de mil doscientos millones a nivel nacional?
Hay solo dos caminos para el PAN: reforma o desaparición. Con las recientes elecciones internas, tanto estatal como nacional, el PAN se aleja aún más de una reforma que le pudiese dar nueva vida. En un contexto nacional e internacional de “destrucción creativa” partidista, se antoja aún más su próxima desaparición: el partido solo cuenta con 277 mil militantes a nivel nacional, es decir, 16 mil menos y perdería su registro. A estas alturas, mucho parece indicar que el partido “México Libre”, el cual intentó fundar Felipe Calderón y al cual le robaron su registro, hubiese sido un acierto: un partido de nueva imagen, con cuadros nuevos y viejos, que hubiese agrupado a la derecha y competido más efectivamente frente a Morena.
Cada seis años se pueden crear nuevos partidos políticos en el país. Eso es en enero próximo. Más allá de filias y fobias políticas, el país y la falleciente democracia mexicana necesitan de un partido respetable de derecha, y urgentemente.
Posdata
Kiko Vega obtuvo el 47% de la votación, Óscar Marín el 22%, y Lupita Jones el 11%. Los números, y candidaturas, dicen todo. La microhistoria del declive panista.
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