Por: José Alfredo Ciccone
Para mi amigo Edgar Torres, hombre experto en este medio,
conocedor a fondo del tema e innovador permanente.
CIUDAD DE MÉXICO 14 DE NOVIEMBRE DE 2024.- Usted me dirá que no descubro nada nuevo con el cabezal de mi artículo, ponderando a la televisión -ese vocablo híbrido entre la voz griega tele, que significa ‘lejos’ y el latín visiõnem que es visión- y en sus inicios inventó el alemán Paul Nipkow con su famoso Disco, allá por 1884 en un avance y descubrimiento relevante. El cambio para conocer la tv tal como es hoy, fue hasta que se inventa el iconoscopio por el ruso-norteamericano Vladimir Zvorikin y el estadounidense Philo Farnsworth, dos ingenieros que dieron paso a la televisión completamente electrónica, aunque por ahí aparece otro padre en toda esta historia, que fue en 1926 donde el escocés John Logie Baird, demuestra en público que este medio ya era una realidad con futuro promisorio. Alemania fue la primera nación que tuvo una red de tv por cable, aunque de baja potencia y emitió -por primera vez en el mundo-, imágenes radiadas por televisión desde Berlín-, en el evento de las Olimpíadas de 1936. Ese mismo año transmitió la BBC de Londres su primera proyección televisiva, aunque esta corporación prefirió el sistema Marconi-EMI, un año después. Estados unidos lo hizo hasta el 30 de abril de 1939, en la cadena NBC.
Es bueno, justo y ponderable recordar que fue el ingeniero mexicano, nacido en Jalisco, Guillermo González Camarena, quien a mediados de 1940, a partir de un cambio tecnológico, patenta en Estados Unidos la invención de su sistema -STSC- para transmitir televisión a color, logrando que México tuviera el privilegio de ser el primer país en el mundo que pudo hacer posible una emisión de este tipo, en el año 1963.
Pues bien, este sistema que ya transita, desde sus primeros descubrimientos, su tercer siglo, sigue asombrando y demostrando su efectividad de ventas publicitarias en países latinoamericanos muy importantes como Brasil, México y Argentina, tres mercados Latinoamericanos inmensos y con grandes posibilidades de crecimiento en este rubro.
Si nos remontamos en el tiempo, recordamos que la televisión, como la radio, que fungen como medios principales, siguen más vivos que nunca, son vistos y oídos por millones de personas en todo el mundo. En muchos casos, combinados hoy con la compra en redes, porque éstas siguen aumentando sus ventas de manera exponencial y son un vehículo comercial cada día más importante. Está comprobado y sin lugar a la discusión, que hay que estar ahí, si queremos efectivizar nuestros anuncios y vender mejor, pero sin olvidar que los medios tradicionales u ortodoxos, son el complemento necesario para la concreción de esas ventas, simplemente porque aportan la seriedad y confiabilidad en la investigación periodística que ofrecen y no siempre pueden garantizarlo los medios digitales, porque siguen batallando con sus fuentes erróneas, los anonimatos o contenidos fantasmas, sin origen comprobado y sus ‘fake news’ que pululan en sus espacios.
En el largo viaje del que acabo de regresar desde Argentina, puntualmente Buenos Aires, tuve la oportunidad de dialogar con colegas que ahí ejercen la profesión y otros especialistas que lo han hecho en Brasil y la sorpresa radica en que la televisión sigue jugando un papel esencial en la compra venta de productos y servicios. La gente continúa consumiendo este medio en grandes cantidades, las horas de ver televisión, en varios segmentos sociales, son asombrosas y se concretan en mejores ventas para los anunciantes. Este fenómeno nos hace preguntar, poniendo sólo ejemplos de segmento, ¿a qué hora un funcionario de alto nivel o un ejecutivo poderoso ve aquellos anuncios que lo animan a comprarse, una propiedad de mucha categoría y precio alto, o un vehículo costoso? La respuesta es que ese impacto sigue operando y las distintas concesionarias de marcas automotrices, por medio de sus vendedores, manifiestan que los consumidores o sus esposas e hijos, cuando se decidieron a hacer la compra, lo primero que dicen, por ejemplo, es que quieren ese determinado vehículo del color ‘como el que sale en el anuncio de la televisión’. La pregunta obligada es entonces ¿quién vio el anuncio del automóvil mencionado, la esposa, los hijos o toda la familia, incluyendo al que va a poner el dinero para su compra? Este tipo de reacciones positivas para una venta, siguen provocando, como hace más de cincuenta años, unos buenos spots televisivos con producción de calidad, la historia de éxito se repite con recurrencia, el medio también.
Me explico mejor, no hay un solo canal de tv -que son muchos y con distintos contenidos-, que no esté invadido de anuncios publicitarios de los más variados productos, ahí usted puede observar ‘el maridaje positivo’ entre autos de alta gama, que pueden ser Coreanos, franceses, italianos o norteamericanos, pasando por productos para el hogar, joyería fina, compañías de seguros, hospitales de perfil alto, restaurantes de nivel Michelin, propiedades de costos elevados y medicinas, anunciarse repetidamente en programas de rating comprobado, pagando tarifas altas, confiando el anunciante que su producto o servicio está en el medio ideal, protegiendo su inversión donde puso su dinero a trabajar.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.