REFLEXIÓN DEL DÍA.-
Por: Esteban Capella Ibarra
TIJUANA BC 8 DE NOVIEMBRE DE 2024.- México atraviesa una etapa crítica donde, de forma casi imperceptible, cada día los ciudadanos perdemos más libertad. Esta restricción no siempre se manifiesta en cambios abruptos o visibles, sino en una serie de pequeñas limitaciones que, combinadas, van asfixiando nuestro potencial y capacidad de decisión. Reflexionemos sobre algunos aspectos cotidianos que revelan este preocupante fenómeno.
Menos libertad para comprar: La inflación ha golpeado duramente el bolsillo de los mexicanos, haciendo que el dinero alcance menos. El ciudadano común se enfrenta a una realidad donde debe sacrificar productos básicos o buscar alternativas más económicas. Cada vez es más difícil adquirir lo que antes era accesible, y esto representa una pérdida de libertad de elección y bienestar.
Menos libertad para emprender: Las regulaciones y restricciones para iniciar un negocio parecen diseñadas para desalentar el emprendimiento. Permisos, trámites engorrosos y el costo de cumplir con todas las normativas sofocan el espíritu emprendedor. La burocracia ha impuesto barreras que alejan a los mexicanos de la independencia económica.
Menos libertad para crecer económicamente: La delincuencia organizada y la inseguridad se han convertido en obstáculos insalvables para el desarrollo. Comerciantes, empresarios y hasta pequeños emprendedores enfrentan un entorno hostil que limita sus posibilidades de expansión. Invertir en México se convierte en un riesgo alto, lo que frena el crecimiento de nuestra economía y nos coloca en una posición de vulnerabilidad.
Menos libertad para desarrollarse: La educación y la capacitación son pilares para el crecimiento personal y profesional. Sin embargo, la falta de acceso a una educación de calidad, la carencia de oportunidades y el abandono de la educación pública limitan las posibilidades de desarrollo de miles de mexicanos, condenándolos a condiciones de vida precarias.
Menos libertad de expresión: La libertad de expresión, uno de los derechos más fundamentales, enfrenta serias amenazas. Periodistas, medios de comunicación y hasta ciudadanos en redes sociales deben medir sus palabras por temor a represalias. Las críticas al poder se ven cada vez más silenciadas, generando una sociedad donde la autocensura se vuelve la norma.
Cada uno de estos aspectos representa un golpe directo a la libertad de los ciudadanos. No obstante, esta situación no es el resultado de fuerzas ajenas, sino de una falta de conciencia y acción colectiva. El ciudadano ha permitido, con su indiferencia y pasividad, que el sistema apriete cada vez más.
Conclusión: La libertad se pierde lentamente, y el ciudadano debe despertar. Si no reaccionamos y tomamos una postura activa frente a estas restricciones, veremos cómo nuestro margen de acción se va reduciendo hasta encontrarnos atrapados en una jaula invisible. Es tiempo de que la sociedad recupere su poder y defienda sus derechos, antes de que sea demasiado tarde.
El autor es egresado de la Licenciatura en Administración, en Derecho, actualmente cursando la Licenciatura en Psicología y Presidente de Profesionistas Unidos por Baja California A.C.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor