REFLEXIÓN DEL DÍA.-
Por: Esteban Capella Ibarra
TIJUANA BC 3 DE NOVIEMBRE DE 2024.- La historia reciente de Venezuela ofrece lecciones cruciales sobre los peligros de la concentración de poder y la erosión de las instituciones democráticas. En Venezuela, Hugo Chávez, un líder carismático, asumió el poder con promesas de cambio y reformas que resonaron con un pueblo cansado de la corrupción y la desigualdad. Sin embargo, una vez en el poder, comenzó a consolidar su control, utilizando a las fuerzas armadas como instrumento de su régimen.
Un paso clave en este proceso fue el control del órgano electoral, permitiendo a Chávez manipular elecciones y asegurar su permanencia en el poder. En México, hemos visto movimientos similares, con la designación de funcionarios afines al gobierno en instituciones clave, lo que pone en tela de duda la independencia de los próximos procesos electorales.
La erosión de las instituciones judiciales es otro punto de coincidencia. En Venezuela, la judicatura fue purgada de elementos disidentes y reemplazada por jueces leales al régimen. Hoy, en México, se consolidaron reformas que han debilitado la independencia del Poder Judicial, poniendo en riesgo la imparcialidad y la protección de los derechos ciudadanos.
Las consecuencias económicas de este proceso son devastadoras para la población. En Venezuela, la combinación de políticas económicas fallidas y la corrupción llevó a una hiperinflación galopante, al colapso de la industria petrolera y a la escasez de bienes básicos. La pobreza se disparó, y millones de venezolanos se vieron obligados a emigrar en busca de mejores condiciones de vida.
En México, ya se perciben señales preocupantes. La incertidumbre política y las reformas judiciales han erosionado la confianza de los inversionistas. La inestabilidad puede llevar a una disminución de la inversión extranjera y a una fuga de capital, lo que se traduce en menor crecimiento económico y pérdida de empleos.
Además, el debilitamiento de las instituciones judiciales y el aumento de la corrupción pueden crear un entorno de negocios impredecible, donde las empresas se enfrenten a obstáculos legales y administrativos arbitrarios. Esto desalienta la innovación y el emprendimiento, afectando negativamente la economía.
En resumen, las similitudes entre el camino tomado por Venezuela y la trayectoria actual de México son una señal de alarma. Es esencial aprender de los errores del pasado y entender que nuestras instituciones han sido debilitadas. Para salvaguardar la democracia y garantizar un futuro próspero para todos es fundamental que el Mexicano despierte del profundo sueño en el que ha caido a cambio de dádivas económicas.
El autor es licenciado en Derecho, en Administración y con trayectoria en activismo ciudadano.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.