Por: Carlos del Valle del Río
@delvalledelrio
CIUDAD DE MÉXICO 9 DE JULIO DE 2024.- Hay mucho ruido hoy en la política, un ruido que no está permitiendo que las cosas se vean objetivamente. A raíz del triunfo electoral de Morena en las urnas, pareciera que decidieron borrar todo aquel problema político, social o económico que les parezca incómodo, y en su lugar se han dedicado a escuchar las porras de sus seguidores, que extasiados en la victoria no dejan de gritarles.
Pero el ruido de la porra no les permite concentrarse en los pendientes nacionales. Ante la falta de seguridad, de infraestructura energética, o el abandono total de la educación, surgen voces que gritan que el pueblo ya votó, y que eso no es importante porque se manifestó en las urnas. El problema es que tanto la virtual presidente electa Claudia Sheinbaum como el presidente López Obrador, han decidido regodearse en el bullicio de la tribuna y desacreditar cualquier señalamiento que entorpezca ese idilio entre gobernantes y porristas oficiales.
Quizá el caso más significativo es la mal llamada reforma al Poder Judicial, que de fondo no busca modernizar la impartición de justicia ni tener un poder judicial más transparente y moderno, por el contrario solo busca institucionalizar una vendetta personal del grupo en el poder. Se habrá perdido así una oportunidad histórica de reformar una institución del Estado Mexicano que ya no puede más.
Pero muy poco le han importado al presidente y grupo las advertencias que desde la oposición e incluso desde fuera de nuestro país se han hecho advirtiendo los riesgos de no recapacitar. Y por supuesto que no les interesa, el ruido desde la porra les dice una y otra vez, que para eso votó el pueblo, para hacer lo que les venga en gana sin refutar ni consultar a nadie. Pero no nos dicen que las consecuencias de una reforma así serán muy profundas y perdurarán por años. Años en los que miles y miles de mexicanos que acudan ante un juez buscando justicia, se toparán con un poder judicial poco profesional y muy entregado a los grupo desinterés que ahí los pusieron. Inevitablemente la frustración y el descontento irá creciendo, pero los responsables ya no estarán ahí para rendir cuentas.
Pero si esto es tan evidente, entonces ¿por qué el pueblo aplaude y grita desde la porra oficial?. Pues porque ganó y punto.
Morena encarna y convoca a una parte de México que ha sido tradicionalmente engañada y burlada desde el poder político y económico en nuestro país, El proyecto de López obrador cobijó a esos millones y millones de mexicanos que se cansaron de ver cómo eran utilizados por los poderosos y nunca vieron un beneficio o siquiera ser considerados en el proyecto de nación. Y no es que ahora no estén engañados ni utilizados, todo lo contrario, pero se creó la ilusión de que ellos son parte de este proyecto. Nada más alejado de la realidad, los verdaderos perdedores de la reforma al Poder Judicial serán, como siempre, los más pobres, los que no tienen para pagar abogados millonarios y se toparán con la corrupción de siempre y con la nueva ineptitud de ahora.
Morena ha convocado a sus porras a presenciar la destrucción del Poder Judicial, sin críticas ni cuestionamientos, solo para animar con sus arengas, la propia destrucción. Hoy esa porra los alienta, mañana se lo reclamará. Hoy, al presidente, la porra te saluda.
Periodista director de International Journalism Service
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