ENSENADA BC 20 DE OCTUBRE DE 2015 (AFN/AGP).- La noche del 3 de agosto de 2007 pasaban un montón de cosas por la mente Josué Emmanuel Alejo Dávila, mientras cepillaba el techo del restaurant de comida rápida del cual era empleado.
Faltaba menos de un mes para su cumpleaños 17 y estaba a punto de iniciar su último año de bachillerato, “era un viernes”, cuando detrás de unos árboles vecinos, como agazapados en la oscuridad de la noche, se escondían los cables de alta tensión que lo alcanzaron para poner fin a su jornada de la manera menos esperada.
Daños en varios órganos internos, desahuciado de acuerdo a los primeros diagnósticos y la amputación de sus dos brazos fueron algunas de las consecuencias de la explosión registrada en un McDonald´s de Tijuana, hasta donde llegó como parte de la cuadrilla invitada desde una de las sucursales de Ensenada.
Desde entonces han sido y vueltas a hospitales, horas extra de estudio, terapias para salir adelante con el par de prótesis que sustituyen las extremidades perdidas.
Pero, al paso de ocho años, la fuerza de voluntad ha podido más que cualquier adversidad.
Por lo pronto, el joven nacido el 1 de septiembre de 1990 en Autlán, Jalisco, y residente de Ensenada por más de 15 años, ha finalizado su carrera universitaria y en el camino ha descubierto las carreras atléticas, una pasión que piensa llevar hasta las últimas instancias: “Quiero ir a unos Juegos Paralímpicos”.
También ha aprendido a atender la curiosidad de la gente, pero sobre todo la fantasía de los niños que lo abordan para preguntarle si se dedica a lo que ellos piensan, cuando ven esa especie de garfios que lo acompañan y que hoy lleva con seguridad.
“Sí, hijo, soy un pirata”.
El accidente
Josué Alejo trabajaba en un Mc Donald´s en Ensenada cuando fue requerido entre el personal que asistiría a auxiliar una sucursal de Tijuana.
“Casi al final del día subí al techo a limpiar unas cosas ahí y al estar tallando con un cepillo no me di cuenta que entre los árboles había cables; entonces el cepillo hizo contacto y recibí una descarga eléctrica que hizo explosión y salí proyectado hacia el centro del edificio.
“Por esa descarga sólo sufrí quemaduras en los brazos, pero un compañero quiso apagarme el fuego con agua y, como traía electricidad, me prendí más. Tuvieron que subir con un extintor para apagarme, llamaron a la ambulancia y los bomberos para atenderme…”, relató.
Aun al revivir aquel momento, no expresa rencor hacia el compañero de labores que, en su intento por ayudarlo, terminó por agravar su situación.
“Lo ideal habría sido que me apagaran el fuego con un extintor, pero mi compañero no pensó en eso por las prisas, la angustia; quiso ayudar como lo habrían hecho muchos, tratando de apagar el fuego como fuera”, refirió.
Entonces fue trasladado al Hospital del Prado en Tijuana donde permaneció tres días. “Dijeron que no podían hacer mucho por mí porque consideraban que tenía un cinco por ciento de posibilidades de vivir. Y si sobrevivía, creyeron que tendría que estar en cama por siempre”.
“Mis órganos no funcionaban. Incluso, había daño en la primera capa del corazón. Y en eso se concentraron los médicos, en tratar de rescatar mis órganos internos, pero no se ocuparon mucho de las quemaduras y sufrí una infección en los brazos, por donde entró y salió la descarga”, comentó.
Hospital Shriners
La primera recomendación en Tijuana fue la amputación de ambos brazos a la altura de los hombros; sin embargo su madre decidió buscar más opciones.
En ese momento, una cardióloga que lo atendía le informó a su familia sobre la labor social de un hospital llamado Shriners en Sacramento, California, especializado en el tratamiento a niños con quemaduras.
Tres días después, Josué volaba de San Diego a Sacramento en una avioneta facilitada por el mismo hospital.
“Llegando me sometieron a varias operaciones y decidieron amputarme los dos brazos, pero no hasta los hombros, como lo iban a hacer en Tijuana. Al final el brazo izquierdo me lo amputaron antes del codo y, por fortuna, el derecho lo amputaron después del codo.
“Eso me da la posibilidad de usar la prótesis con un mayor control. La del brazo izquierdo es más de apoyo. Pero gracias a que pude conservar el codo derecho ahora soy capaz hasta de manejar”, precisó.
La prioridad de los médicos en los Estados Unidos, ya descartado el daño en órganos internos por el trabajo hecho a tiempo en el Hospital del Prado, fue reconstruir las zonas afectadas por las quemaduras a través de trasplantes colocando ahí piel sana del estómago, la espalda y los muslos.
“Me perdí por un mes, casi siempre estaba anestesiado porque fueron varias pequeñas operaciones. Salí en el hospital a finales de noviembre y estuve yendo y viniendo dos o tres veces al año porque me encontraba en etapa de crecimiento y tenían que revisar si había necesidad de recibir más piel”, recordó.
A raíz del tratamiento, que continuó hasta cumplir 21 años, “los estados de ánimo cambian y, sí, he tenido mis bajones”.
“Al principio me sentí muy mal, pero me sirvió ver a tantas personas, niños que estaban en una situación peor, completamente quemados, en espera de recibir piel artificial creada en laboratorio.
“Y lo más fuerte e impactante fue ver cuando iba a mis terapias a los niños de la guardería (ABC) de Hermosillo y de la guerra de Irak que llegaban ahí para ser atendidos en muy malas condiciones”, comentó.
Apoyo
“La empresa donde sufrí el accidente me apoyó con el trámite de la visa para que mi mamá viajara a Sacramento, así como con el hospedaje y todo lo que ocupamos”, reconoció.
También Mc Donald´s de Estados Unidos, que es diferente en cuanto a su manejo a la que opera en México, “se ocupó en apoyarme cuando estuve hospitalizado”.
“En México me pensionaron por riesgo de trabajo y me apoyaron en el pago de mis estudios; además se han hecho cargo de las prótesis que cuestan arriba de 110 mil pesos y hay cambiarlas cada dos o tres años; con éstas que llevo ahora, ya cumplí un año”, puntualizó.
Prótesis
Pasaron varios, “ya cuando tenía 17”, para que Josué pudiera utilizar las prótesis que le fueron entregadas luego de una serie de clases de capacitación impar
tidas en el Hospital Shriners para poder desenvolverse sin problemas.
“Lo más difícil es hacer cosas pequeñas, como agarrar una moneda. Lo que no hago es cocinar ni nada que tenga que ver con el gas o el fuego, todo aquello que me pueda poner en un aprieto. Uno va agarrando maña, me baño solo, manejo un carro automático, en fin, no me limito”, dijo.
En ese sentido, extraña las cascaritas, los encuentros de futbol en que, “como no era muy bueno en el campo”, tomaba la portería.
Otra paradoja: “por eso tuve que dejar de jugar”.
Estudios
Pese al tiempo perdido por las operaciones y la convalecencia, el ahora maratonista recibió el respaldo de la dirección de Cet del Mar.
“Perdí todo quinto semestre, pero el director me apoyó para que no perdiera el año y me permitió hacer quinto y sexto al mismo tiempo.
“Cuando terminé la prepa descansé un año. Después decidí estudiar Informática y pude finalizar la carrera. En ese momento recibí una gran muestra de solidaridad de dos amigos, Antonio Torres y Jontahan, que esperaron un año para estudiar conmigo”, resaltó.
“Sí, hijo, soy un pirata”
Mientras asistía a capacitarse sobre el uso de las prótesis en los Estados Unidos, Josué no sintió miradas curiosas a su alrededor. “Allá sales con las prótesis y la gente no repara en ello. Además la infraestructura facilita todo”.
En contraste, “aquí sí tuve que acostumbrarme a llamar la atención, la gente me observa mucho y hasta me preguntan qué me pasó. Llega a ser incómodo, pero en general la experiencia ha sido buena y he aprendido a manejarlo”.
“La anécdota más curiosa se presentó cuando un niño me alcanzó por la calle Primera y me preguntó si era un pirata cuando vio las prótesis. Estaba emocionado y le seguí el juego. Le dije: ´sí, hijo, soy un pirata, nada más que se me olvidó el parche en mi casa´.
“El niño corrió feliz con su papá y le decía: ¡papá, papá, un pirata!”, señaló, entre risas.
Encuentro con el atletismo
Fue tal su emoción al ver el anuncio del Medio Maratón de Ensenada, en 2010, que no reparó en el desafío que implicaba un trayecto de 21 kilómetros. Y decidió inscribirse.
“Según yo me preparé muy bien corriendo media hora diaria por dos semanas. En realidad no sabía lo que hacía. Cuando descubrí lo que eran los 21 kilómetros entendí el error que había cometido.
“Por fortuna, tengo condición y lo terminé, pero muy mal, con la rodilla lastimada”, contó en torno a su primera experiencia como corredor.
Poco más tarde, “seguí corriendo por hobby una vez cada dos meses, en cinco o diez kilómetros, y dos años después regresé bien preparado al Medio Maratón”.
“En el primer Medio Maratón que hice, registré casi tres horas y en el último llegué en una hora y 59 minutos”, informó.
Anhelo paralímpico
Lo que empezó como un pasatiempo para probarse en su nueva condición, se ha transformado, para Josué Emmanuel Alejo Dávila, en el reto de su vida .
“Este año me empecé a informar sobre el deporte paralímpico y vi que hay pruebas para personas que no tienen brazos. Hay pruebas de maratón y estoy un poco lejos de las marcas, pero corrí el de Ensenada en septiembre y sentí que puedo dar mucho más para competir en busca de esos tiempos”, confió.
Y admitió que “ya no hay tiempo para Río (de Janeiro 2016), pero bien puede ser en Tokio en 2020”.
Familia, trabajo y afición
Mientras encuentra trabajo, Josué Alejo es apoyado por sus padres y sus dos hermanos.
“No creo que haya discriminación, o será que no lo he sentido así. Yo dejo solicitudes, voy a entrevistas, sólo que mi carrera (Licenciado en Informática) está algo saturada”, consideró.
En tanto, “entreno en el Cañón de Doña Petra, cerca de mi casa, y recibo el apoyo de mis padres y mis hermanos menores, los dos universitarios; mi hermana estudia deportes y mi hermano sociología”.
Y hay dos horas a la semana en las que se desconecta del mundo: “cuando juegan las Chivas me meto de lleno al futbol, que nadie me moleste… (risas)”.
También le gusta Superman. Se identifica. Lo evidenció su camiseta.
Medio Maratones
9 de mayo de 2010 – IX Medio Maratón de Ensenada
13 de mayo de 2012 – XI Medio Maratón de Ensenada
11 de mayo de 2014 – XIII Medio Maratón de Ensenada
27 de julio de 2014 – Medio Maratón de Tijuana 2014
15 de marzo de 2015 – 34 Medio Maratón de Mexicali
17 de mayo de 2015 – XIV Medio Maratón de Ensenada
28 de junio de 2015 – Medio Maratón de Rosarito 2015
26 de julio de 2015 – Medio Maratón de Tijuana 2015
Próximo medio maratón
8 de noviembre de 2015 – 2do. Medio Maratón Wine Runners
Maratones
6 de septiembre de 2015 – Primer Maratón del Puerto ”Presidente Municipal”
Próximo maratón
20 de marzo de 2016 – Modesto Marathon Diciembre de 2016 – California International Marathon (Sacramento)