EUROPA 10 de Noviembre 2016 (La Silla Rota).- Un día, Johan Cruyff se equivocó al señalar: "dos gallos en un gallinero no encajarán", pues se refería a que Messi y Neymar no podrían llevarse bien; no obstante, la amistad de los jugadores argentino y brasileño, respectivamente, ha sobrevivido incluso a la muerte de las proféticas palabras del también conocido como ‘El Holandés Volador’, quien abandonó este plano en marzo de este año.
El Holandés Volador se equivocó al decir que Messi y Neymar serían incompatibles.
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Era mayo de 2013, y el que llegaba a ese ecosistema futbolístico único en el mundo era Neymar da Silva Santos Junior, estrella emergente del Santos. ‘El Holandés Volador’, buscado por la prensa hasta cuando mataban una mosca en el Camp Nou, fue categórico al señalar que el brasileño (Neymar) y el astro rey del planeta Barza (Messi) serían incompatibles.
Tres años después, los roces entre Messi y Neymar desobedecen el pronóstico de Cruyff, pues por el contrario a lo señalado por el difunto exjugador del Barza, se quieren, se buscan, se palmean, se ríen, se abrazan. Se interpretan en la cancha y también fuera de ella.
La buena sintonía tal vez resida en que el más joven de la sociedad entendió desde antes de llegar a Europa cuál debía ser su lugar. Desde que tomó el mando del equipo, no hubo quien resistiera competir con el argentino. Villa e Ibrahimovic vieron la puerta de salida del club por no aceptar del todo esa regla no escrita, por ejemplo.
Para Neymar, jugar con Messi fue desde el principio lo mismo que para un nene entrar con crédito ilimitado a una juguetería. Su encantamiento, incluso, nunca se detuvo ante la histórica rivalidad existente entre las selecciones a las que representan.
De hecho, en cada elección del Balón de Oro de la FIFA en que le tocó votar como capitán de Brasil se inclinó por el argentino. "Antes lo admiraba como futbolista, cuando lo conocí lo valoré todavía más como persona", lo elogió unos meses después de llegar a Catalunya.
"Me avergüenza que me diga en la cara que es muy fanático mío", ha reconocido el rosarino con una sonrisa en aquel tiempo de exploración. Ahora, el discurrir de la relación la emparejó más: la corriente de afecto es de ida y vuelta. Mientras, Messi define al 10 brasileño como "un chico que no tiene maldad".
La primera vez que se vieron en una cancha fue en un destino exótico para el fútbol, un amistoso en Doha en noviembre de 2010 entre Argentina y Brasil que decidió Messi en el minuto 91 con esas jugadas suyas tan de PlayStation. Fue cuando el argentino por fin logró vencer al rival de siempre con la selección mayor, tras cinco partidos.
El dato geográfico resultó recurrente: Messi y Neymar nunca se enfrentaron en una cancha en sus países de origen, a pesar de que se cruzaron en tres clásicos en total.
La segunda ocasión, la de los tres goles de Leo contra el equipo brasileño que disputaría los Juegos Olímpicos de Londres, ocurrió en Jersey City, Estados Unidos. Y la última, en octubre de 2014 (2-0 para Brasil), tuvo al imponente Nido de Pájaros de Pekín como escenario. En el medio, el Barcelona del argentino le dio un baile monumental al Santos del brasileño en Yokohama, Japón, en diciembre de 2011.
"A mí me apadrinó Ronaldinho cuando llegué al vestuario, entonces era lógico que yo hiciera lo mismo con Ney", recordó Messi alguna vez.
Por su parte, Tata Martino, el primer entrenador que los tuvo juntos indicó: "nunca dudé que se fueran a llevar bien, solo había que esperar que las cosas se dieran solas".
"Ney y yo tenemos asumido que Leo es el mejor del mundo", comentó Luis Suárez respecto de los rangos que se respetan en el club que comparten.
Con información de Lanacion.com