México DF 25 de marzo de 2015 (El Universal).- Para algunos es una virtud tener largas pestañas porque resaltan ojos y mirada, pero la ciencia ha descubierto que su dimensión ideal es un tercio del ancho del ojo para su verdadera función: mantener la humedad ocular
¿Qué relación existe entre la longitud de las pestañas y la buena salud de los ojos sobre cuyos párpados se asientan estos inquietos y a menudo sugerentes pelillos?
Un estudio del Instituto de Tecnología de Georgia (Georgia Tech) en Atlanta, Georgia (Estados Unidos) ha descubierto que el largo natural de las pestañas es similar en los animales y los seres humanos y que, modificar una longitud original, podría ser contraproducente para la salud ocular.
Cualquiera otra dimensión que exceda o sea inferior a la medida descubierta, incluyendo las pestañas postizas que son tan populares en Hollywood y en muchos camerinos de maquillaje, aumentan el flujo de aire alrededor del ojo y conducen a que, una mayor cantidad de polvo, golpee la superficie ocular, según este trabajo.
"Las pestañas forman una barrera para controlar el flujo de aire y la velocidad de evaporación en la superficie de la córnea", explica Guillermo Amador, de la Escuela de Ingeniería Mecánica George W. Woodruff de Georgia Tech y autor principal del estudio.
"Cuando las pestañas son más cortas que la relación óptima de un tercio de la anchura del ojo, solo tienen un ligero efecto sobre el flujo de aire, pero su efecto se hace más pronunciado a medida que se alargan hasta llegar a la relación de un tercio. Pero, una vez que la sobrepasan, comienzan a canalizar el aire y las partículas de polvo hacia el ojo", explica Amador.
La proporción adecuada
El equipo de investigación, liderado por el profesor de Ingeniería Mecánica David Hu, en 2012 se acercó al American Museum of Natural History (AMNH) (www.amnh.org) neoyorquino para medir los ojos y las pestañas de varios animales.
Aparte de un elefante, que tiene las pestañas extremadamente largas, los investigadores observaron que todas las especies estudiadas habían evolucionado hasta compartir la misma relación entre la longitud de las pestañas y el ancho de los ojos.
Al combinar los conocimientos y las experiencias surgidos de ambos pasos, el equipo de Georgia Tech (www.gatech.edu) descubrió que en 22 especies de mamíferos -desde los seres humanos, hasta los erizos, pasando por las jirafas- la longitud de las pestañas equivale a un tercio de la anchura de su ojo.
Posteriormente, el equipo de Georgia Tech construyó el túnel de viento para recrear diversos flujos y hacerlos interactuar con un mecanismo simulador de un ojo humano adulto, compuesto por un disco de aluminio que representaba la córnea, una placa de plástico acrílico, que simulaba el resto de la cara de la persona, y una malla que equivalía a las pestañas.
Así descubrieron la proporción ideal entre las pestañas y el ojo, al ir modificando la longitud de la malla que las simulaba y medir la evaporación de la humedad y la deposición de partículas, durante los ensayos en el túnel de viento.
"A medida que las pestañas cortas se iban haciendo más largas, iban reduciendo el flujo de aire y creando una capa de aire de movimiento lento por encima de la córnea", señala Hu, quien también es docente de la Facultad de Biología de Georgia Tech.
"El alargamiento mantuvo el ojo húmedo y las partículas a distancia durante más tiempo, porque la mayor parte del aire golpeaba sobre todo en las pestañas y se desplazaba lejos del ojo", añade Hu.
El proceso opuesto ocurrió con las pestañas simuladas demasiado largas, las cuales creaban un fenómeno de cilindro, por medio del cual el aire y las moléculas en suspenso se canalizaron hacia el ojo y daban lugar a una evaporación más rápida, según Georgia Tech.
"Esta es la razón por la que las pestañas postizas largas pueden ser elegantes y verse bien, pero podrían no ser lo mejor para la salud de los ojos", señala Amador.
Sin embargo, parece haber excepciones, ya que el equipo de investigación señala que aquellas personas a las que no le crecen las pestañas normalmente podrían usar las pestañas postizas, si su longitud es la correcta, para poder así conseguir una mayor protección ocular y para reducir la sequedad de los ojos.
El tamaño importa
Guillermo Amador, licenciado en ingeniería mecánica en Georgia Tech explica a Efe cuáles podrían ser las consecuencias, a largo plazo, para la salud ocular de tener pestañas demasiado cortas o demasiado largas.
Según este experto de origen venezolano, "las personas sin pestañas o con sus pestañas muy largas podrían sufrir más infecciones del ojo, como la conjuntivitis, porque les llega más aire a sus ojos y puede depositarse más suciedad en ellos".
Explica también el científico que las pestañas protésicas muy largas pueden encauzar más aire hacia el ojo y ocasionar que este órgano se reseque más rápido, lo cual le causaría a las personas mucha incomodidad y podría obligarlas a utilizar medicinas para que sus ojos produzcan más lágrimas.
Consultado sobre qué aconseja a quienes modifican la longitud de sus pestañas por razones estéticas, Amador recomienda "tanto a las mujeres como a los hombres, que no cambien la longitud de los pelos del borde de sus párpados".
"La naturaleza ha seleccionado la longitud óptima de las pestañas para reducir el viento que llega al ojo y, si uno modifica dicha extensión, puede sufrir infecciones oculares con mayor frecuencia", desyaca el investigador de Georgia Tech.
"Sin embargo -concluye Amador - a aquellos individuos que han perdido sus pestañas a consecuencia de una enfermedad, nosotros les recomendamos que utilicen pestañas protésicas para simular las pestañas naturales y así proteger mejor sus ojos".