Ciudad de México 24 de febrero de 2015 (La Silla Rota).- De acuerdo con estudios realizados por odontólogos venezolanos de la pública Universidad de Oriente (UDO), un 80 por ciento de las personas que se ponen piercings corren el riesgo de sufrir complicaciones luego de su colocación.
“Una de las partes del cuerpo que las personas más deciden perforar es la lengua y la boca, cuyos tejidos son altamente sensibles”, precisó el profesor Raimundo Alcalá, especialista en cirugía bucal, quien dirigió la investigación.
Alcalá destacó que en los últimos años la excesiva preocupación por la estética ha hecho que muchos jóvenes lleven en su boca piercings, moda que está provocando multitud de perjuicios para la salud bucodental.
“La práctica del piercing en la piel es hoy en día muy frecuente en la población ya sea para estar a la moda, diferenciarse de los demás, identificarse con algún grupo social o étnico, potenciar las sensaciones eróticas o simplemente decorar el cuerpo”, señaló.
Sin embargo dijo que a las seis u ocho horas luego de una perforación lingual, los tejidos circundantes empiezan a inflamarse, incrementándose el proceso durante los cuatro días siguientes y que en algunos casos este efecto puede prolongarse por semanas.
“En casos extremos, la lengua gravemente inflamada puede bloquear la vía respiratoria y causar dificultad para respirar, muchas personas han debido ser intervenidas de urgencia frente a la proximidad de un paro respiratorio”, informó el especialista.
El cirujano bucal señaló que las hemorragias también son una complicación posible durante la perforación, especialmente en un órgano tan vascularizado como la lengua, que contiene la arteria y la vena lingual con sus diferentes ramificaciones.
“Si la aguja atraviesa un vaso sanguíneo durante la perforación, puede producir una hemorragia que será difícil de controlar y causar una pérdida importante de sangre”, advirtió.
Alcalá explicó que la lengua por ser un órgano inervado consta de tres tipos de nervios: los que regulan la sensibilidad general, los responsables de las sensaciones gustativas y los motores.
“Por eso, al colocar el piercing existe el riesgo de lesionar algún nervio pudiéndose alterar el sentido del gusto o la función motora según sea el que resulte afectado, lo cual es sumamente grave porque puede causar un daño irreversible”, recalcó.