(Un cuento para Ustedes, madrecitas)
TIJUANA BC 10 DE MAYO DE 2012 (AFN).- Cuando se hizo la luz, desprovisto una vez más de su sustancia material, como marca la Ley de la Vida, el Espíritu llegó ante el Creador para ser instruído.
- ¿Tienes algo que decir? -dijo el Creador, que es también La Voz en la inmensidad, quien instruye, guía y protege.
- Sólo que tuve un sueño.
- Cuéntame.
- Era un ave en un árbol. De pronto caía una gigantesca llamarada del cielo y abracé a mi pareja que estaba a mi lado para que el fuego no la lastimara.
- Me impresionas.
- Terminó el fuego y era yo una bestia de carga. Arrastrando enormes piedras en un desierto donde construían enormes pirámides, y cuando un semejante cayó junto a mi rendido del cansancio, empezaron a azotarlo y los embestí, por lo que me arrojaron lanzas y flechas hasta que ya no supe más.
- Vas muy bien.
- Acabó la tortura y corría en medio de una guerra. Las balas silbaban por doquier, y empujé a un compañero a un agujero en tierra al sentir una mina explosiva en mis piernas. Fueron sensaciones extrañas, casi reales...
- Fue real -dijo La Voz, con un prolongado suspiro-. Fuego, amor, entrega, amistad, tortura, compañerismo, furia, valentía, coraje... Has evolucionado. Ahora olvidarás todo y estás listo para el mayor reto de La Vida. Adelante.
Y se hizo la oscuridad.
De pronto, el Espíritu escuchó una serie de dulces voces que lo invitaban a abrir los ojos. Lo hizo y sintió el corazón arder de felicidad al ver frente a sí a tres pequeños que saltaban y cantaban alegres, mientras recibía caricias en serie y en serio, mientras ell más pequeño la abrazó y dijo al oído:
- ¡Mamiiii... Que tengas un grandioso Día de las Madres!.
TAMBIÉN USTEDES. TAMBIÉN TÚ, MADRE MÍA.
(Manuel Villegas. Tijuana, B.C. Mayo 2012)