DIRECTO AL CORAZÓN
Por: Alma Cristalina

 

De nueva cuenta estamos aquí con ustedes tratando de apoyar en lo que podamos, en los conflictos emocionales que tienen algunas personas y que nos siguen haciendo el favor de escribirnos a nuestro correo [email protected] que volvemos a poner a sus órdenes.

 

También les agradezco las participaciones que algunos amigos están teniendo en esta página tan importante de AFN, que lo mismo nos apoyan con sus consejos y hasta aquellos que han pedido que desaparezcamos sin dar muchas razones. No obstante eso, todo nos sirve.

 

René nos puso un comentario que valoramos, sobre lo que le sugerimos a la persona que nos escribió en la pasada ocasión, pero nosotros no le aconsejamos a quien nos escribió, que se involucrara sentimentalmente con la amiga, sino que se diera tiempo para conocerla, agregando que he sabido de casos similares donde esas nuevas parejas terminan en felices matrimonios.

 

Pero vamos a nuestro caso de hoy, repitiendo que corregimos el texto y ortografía, sin modificar su sentido ni mucho menos sus ideas, para que resulte más entendible para los lectores. Se trata del caso de un joven que pasa por el grave conflicto de decidir si hace público o no, su homosexualismo.

 

Alma: Créeme que la pensé mucho para escribirte porque no sé qué tan serio sea este espacio pero me han interesado los dos casos que has publicado en esta página que yo siempre leo.

 

Desde adolescente me di cuenta de una preferencia que tengo para las personas de mi mismo sexo. Nací lo que dicen algunos: hombre, pero desde chico me gustaba ver cómo jugaban las niñas y me fascinaba observar cómo mi madre se arreglaba para irse a trabajar. Mi papá, es como muchos padres, un hombre bueno, pero de los que se dicen “muy hombres” y con un comportamiento modelo, por lo menos hasta donde podemos darnos cuenta sus hijos. Tengo dos hermanos más y una hermana.

 

Mis hermanos desde jóvenes mostraban interés por las niñas y luego por las mujeres y yo no decía nada cuando me bromeaban con algunas chiquillas y en mi casa llegaron a pensar que era yo muy serio y muy tímido. Luego preferí que siguieran creyendo eso para que no desconfiaran y no se, pero siento que mi padre ha llegado a pensar que yo no soy “normal” porque de repente me hace preguntas capciosas y trata insistentemente de que salga con alguna amiga para convencerse. Sobre todo, porque ya estoy en edad de tener novia. Tengo 17 años.

 

La verdad es que he sufrido mucho por esto, pensando que voy a ser la burla de todos; que mis padres se van a horrorizar y me van a correr de la casa; que mis hermanos me despreciarán y que la gente me va a señalar. He intentado pensar en mujeres y he aceptado salir con mis hermanos y sus amigas para tratar de cambiar, pero sólo sufro más. En cambio cuando veo hombres siento una fuerte atracción. Tengo miedo. Me estoy preguntando si lo mejor es como algunos dicen “salir del clóset” y decirle a todo el mundo lo que soy y lo que siento. ¿Qué piensas?

 

Definitivamente éste es un asunto difícil. Yo siempre he pensado que nadie tiene derecho a obligarnos a tomar una decisión ni tampoco nadie tiene la obligación de dar explicaciones a otros y mucho menos en cuestiones tan íntimas como es el de la sexualidad.

 

Sin embargo creo que si es sano que comentes con tu familia, lo que sientes y lo que eres, para luego hacerlo con quienes tú consideres que deberían conocer tu situación. Debes hacerlo con un gran tacto; no tienen la obligación de entenderte, sin embargo que esto no te haga sentirte menos ni despreciable.  Tampoco busques “cambiar” porque solamente vas a sufrir más, porque esto no se cambia a voluntad, a menos de que tu homosexualidad no sea algo que viene de nacimiento.

 

Lamentablemente la sociedad, pese a la evolución que ha tenido, sigue siendo en su mayor parte prejuiciosa y en algunos de los casos, está más dispuesta a hablar de otros, para evitar criticar sus propios actos y situaciones, por lo que no creas que no serás objeto de burlas, a veces sangrientas, pero debes ser fuerte de espíritu.

 

Tu familia, si te quiere, te va a entender y aceptar como eres; algunos más pronto que otros, por lo que debes estar preparado para todo, inclusive para que “te corran de la casa” como tú temes, así la decepción no será tan fuerte para ti.

 

Piensa que tú eres lo más importante. Nadie tenemos derecho a criticar ni mucho menos cuestionar a los demás. Los que somos “normales” como tú dices, no sabemos por qué se presentan este tipo de situaciones ni tampoco si realmente lo somos (normales) pero si debemos entender que la homosexualidad –salvo casos específicos- es una condición que no se puede cambiar, que no es una enfermedad y quienes tienen estas características no decidieron serlo.

 

Para algunos “salir del clóset”, aunque les ha costado, les ha representado un fuerte alivio, aunque si les ha significado un alto “costo”. Hazlo cuando estés preparado, cuando sientas que puedes enfrentar públicamente tu condición; no lo hagas tan sólo para agradar a otros. Hazlo por tu salud y beneficio.

 

De todas formas, como hemos dicho en las anteriores columnas, lo bueno sería que buscaras una ayuda profesional con un psicólogo reconocido, para que te guíe y te ayude a estar bien contigo mismo y también con médicos especialistas en sexualidad.