DIRECTO AL CORAZÓN
Por: Alma Cristalina
No se por qué extraña razón, siempre he tenido un imán para atraer a las personas que tienen problemas. Algo las hace acercarse a mí y pedir mi opinión acerca de cómo enfrentar tal o cual situación, no obstante que no soy especialista en asuntos del corazón, aunque siempre me ha gustado observar, analizar a la gente; estudiar el comportamiento humano y sobre todo, escuchar.
Y como esto ocurre con mucha frecuencia, me acerqué a la directora de este importante Portal noticioso, Dora Elena Cortés para sugerirle que abriéramos este espacio que pretendemos mantener semanalmente con los comentarios de ustedes y las preguntas que tengan a bien realizarnos.
Afortunadamente lo autorizó y aquí estamos con DIRECTO AL CORAZÓN que espera dar una guía a las personas que sientan la necesidad de escuchar un consejo desinteresado, de alguien ajeno que pueda ver las cosas sin el apasionamiento de los familiares o amigos, así que vamos a establecer con ustedes un fuerte contacto que esperamos que se mantenga por mucho tiempo.
En días recientes una joven mujer me comentaba con cierto dejo de desesperación que no podía entender a los hombres porque parecían decir una cosa y hacían otra. Algo que es muy común precisamente entre los varones y por eso no nos debe sorprender.
“Me dijo: Te hablo mañana. Ahí estoy yo todo el día sin hacer nada; sin aceptar invitaciones, pegada al teléfono y brincando a cada timbrazo que daba y ¡nada! Al tercer día lo vi y estaba como si nada. Yo esperaba una explicación y él pareció nunca enterarse de que tenía que darme una satisfacción”.
La verdad es que cuando un hombre te dice: “Luego te hablo… o te hablo mañana”, si no va esta frase acompañada de un compromiso concreto, él no te hablará. No tiene ni la menor intención de hacerlo y es una forma amable de despedirse de ti. Y efectivamente ni por aludido se dará de que tú te hiciste ilusiones y que te pasarás el resto del día sin hacer nada ¡por su culpa!
Sin embargo, aunque parezca un consejo “sobado”, también es cierto aquello de que no le muestres ese interés que tienes por salir con él, a la primera invitación porque el hombre es un “cazador” que cuando siente a su “presa” fácil, empieza a desinteresarse. Tendría que estar muy enamorado de ti, para que salga brincando en un pie, cuando le aceptes la invitación.
Así es que nunca se te ocurra reclamarle porque te dejó pegada al teléfono ni mucho menos decirle que dejaste de hacer esto y lo otro por él, porque su ego aumentará todavía más y te seguirá ¡dejando plantada!
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