Reos con hambre y frío: La Gran Fuga del 52
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Reos con hambre y frío: La Gran Fuga del 52

TIJUANA, BC - martes 3 de enero de 2012 - AFN.
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TIJUANA FAUNA
Por: Manuel Villegas

TIJUANA, BC 3 DE ENERO DE 2012 (AFN).-
La historia de la Cárcel Pública Estatal de la calle Ocho en Tijuana, hoy casi finalizada, empezó a escribirse la noche del sábado 15 de marzo de 1952, cuando ocurrió la fuga masiva de prisioneros más importante, por el número de reos implicados, que ocurrió durante el siglo pasado en esta ciudad.

Antonio Medrano Salazar, quien era entonces cabo de policía, debe haberse llevado un gran susto al ver que dos personas sacaban la cabeza de un agujero en el patio de la escuela "Lázaro Cárdenas", y sin pensarlo mucho, pasada la inicial sorpresa, procedió a interceptarlos, pues cayó en cuenta que se estaban escapando porque a pocos metros estaban las instalaciones del viejo cuartel militar que durante esos años funcionaba como cárcel de la ciudad.

Otro policía que tuvo oportunidad de intervenir en esos instantes en que ocurría la gran fuga, fue un agente comisionado a la calle Segunda y avenida "D", hoy bautizada en honor al educador regio Miguel F. Martínez, mismo que se encontró frente a frente con dos de los fugitivos que iban a toda carrera y llenos de tierra y lodo, trató de interceptarlos y logró reaprehender a uno de ellos mientras el otro ponía pies en polvorosa.

Reunida la tropa, enterados de la fuga masiva de la cual en esos momentos se ignoraban más detalles, el comandante Jesús Villarreal Marroquín giró instrucciones de emergencia y ordenó la revisión exhaustiva de personas y vehículos en todas las salidas de la ciudad, sobre todo en la línea internacional y las carreteras a Ensenada y Tecate, para intentar recapturar a los prófugos.

En total, esa noche, hace cincuenta y nueve años y nueve meses, de la cárcel de Tijuana lograron escaparse 54 reclusos, considerados peligrosos todos, y entre los cuales iban "homicidas, ladrones y traficantes de narcóticos", según los registros periodísticos de la época.

"La escandalosa escapatoria en masa, que es la más espectacular que se ha registrado en Tijuana, la efectuaron los reclusos por medio de un largo y estrecho túnel que pacientemente cavaron desde uno de los 'tanques', del penal hasta el patio de la escuela 'Lázaro Cárdenas'", se detalló en dichas crónicas.

Además de dar a conocer la lista de los fugados, al entonces alcaide del penal, Amelio Barrena, ya solamente le quedó echar a volar la imaginación, y especuló que los prófugos se dedicaron a la excavación durante al menos un mes, sin detenerse, y que para disimular echaron la tierra en la tubería del drenaje de la vieja prisión de adobe.

Entre los evadidos, informó que iban también tres estadounidenses, uno de ellos asaltante y dos hermanos narcotraficantes, quienes quizá para entonces ya debían encontrarse en su país.

Al realizar los interrogatorios, el reo reaprehendido, José González Esquivias, quien fue uno de los dos que el cabo Medrano atrapó cuando asomaban la cabeza, dijo que decidieron escaparse por causa de las bajas temperaturas y por el hambre que pasaban en las viejas celdas.

"Declaró que en la cárcel hacía mucho frío y que la comida que les daban era insuficiente, ya que la asignación para cada reo es de trece centavos por día", según su argumento, el cual se registró para la historia.

Más que los motivos de ésta, la primera "Gran Fuga" que se registró en una cárcel de Tijuana, a la sociedad de entonces le preocupaba el hecho de que ya era más que inseguro el vetusto inmueble que fue sede de las fuerzas militares desde los años veintes y treintas y que fue vandalizada durante las reyertas de 1938 cuando ocurrieron los levantamientos ciudadanos que dieron paso al mito de "Juan Soldado".

"Han sido muchas ya las veces en que han ocurrido escapatorias de presos en nuestro viejo penal", se afirmó en un editorial de esa fecha en el periódico "El Heraldo", donde consideraban ya que había "una imperiosa necesidad" por construir una nueva cárcel y cerrar el edificio que antaño había sido considerado una fortaleza en forma de castillo.

La reflexión de que los muros de adobe que datan de 1918 ya podían "ser horadados fácilmente sin necesidad de herramienta alguna", seguido de la exigencia de destinar más presupuesto público al viejo sistema penal, pusieron a pensar a varios.

El insistente argumento de que la construcción de una nueva cárcel ya no debía esperar, fue lo que movió a las autoridades de entonces a pensar en una nueva sede carcelaria, y dejar de una vez por todas el edificio ubicado en el cruce de las calles Primera y Segunda, entre avenidas "B" y "C" de la zona Centro de Tijuana.

A los diez días del gran escape, un reo apodado "El Chafayote" y de apellido González, fue reaprehendido cuando se encontraba oculto en la vieja escuela de la colonia Cuauhtémoc, drogado por la mariguana que adquirió por unos centavos; los norteamericanos fueron atrapados a los días en el condado de San Diego; y así cayeron algunos más con el tiempo.

Años y meses después aún se escuchaban leyendas e historias sin sustento sobre crímenes y robos provocados por los prófugos de esa primera "Gran Fuga", a quienes inclusive se les relacionó con la muerte de dos turistas en una carretera de Mazatlán, Sinaloa, a casi 2 mil kilómetros de distancia.

La búsqueda y detención de algunos reos ocupó las primeras planas de los diarios de esta región, pero poco a poco el tema quedó en el olvido.

Pasaron otros cinco años, y en 1957, la vieja cárcel fue sustituida finalmente por el penal que conocimos de esa fecha hasta octubre del 2002, que fue el periodo de vida y fin del edificio que la historia ha registrado como "La Perla Negra de la Calle Ocho", o simplemente "La 8", y que desde hace unas semanas es motivo de polémica por la decisión de vender y derrumbar la vieja y abandonada comandancia de la Policía Municipal.

De esta forma, la historia de la Cárcel Pública Estatal de la calle Ocho en Tijuana está por finalizar, y la cuenta regresiva inició la noche del viernes 30 de diciembre del año 2011, casi 60 años después de aquella histórica evasión de 54 presos motivados por el hambre y el frío.

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