*.- Dice que recibió maltratos durante más de dos años del Secretario de Desarrollo Urbano 
*.- Afirma que utilizaron como argumento la limpieza en los alrededores del terreno donde inicialmente se celebraría el cierre del PRI
*.- Señaló que eso fue “una coincidencia” y negó conocer al excandidato René Mendívil Acosta

TIJUANA BC 2 DE AGOSTO DE 2016 (AFN).- Después de que el gobierno de la ciudad lo despidió por supuestamente haber ordenado la limpieza de “El Terrenazo”, donde al día siguiente se celebraría el cierre de campaña de los candidatos del PRI en las pasadas elecciones locales, el director de obras del ayuntamiento local Salvador Padilla Fitch, acusó a su exjefe Roberto Sánchez Martínez de ese despido, de maltrato y de acciones supuestamente irregulares.

Entrevistado en el programa AFN POLITICO Y ALGO MÁS, por el periodista José Enrique García Sánchez,  Padilla negó haber entrado con sus equipos a ese predio de propiedad privada, y negó incluso conocer al excandidato René Mendívil Acosta, al que afirman que trató de hacerle un favor, al limpiar el lugar donde realizaría su mitin de cierre.

El ex director de Servicios Públicos Municipales, también aseguró que su entonces jefe directo, y actual Secretario de Desarrollo Urbano, Roberto Sánchez Martínez, lo hostigó y maltrató durante dos años y medio “por celo profesional y personal”, hasta que finalmente encontró el pretexto –dice- para lograr su despido hace casi dos meses, molesto porque entre otras cosas le exigió sin éxito, prestarse a cosas irregulares.

Además afirmó que no obstante tener conocimiento de dicho hostigamiento, el alcalde no sólo no hizo nada al respecto, sino que al momento de su cese ni siquiera le permitió dar a conocer su versión sobre las razones que le esgrimieron para justificar el despido, y que ya combate a través del Tribunal de lo Contencioso Administrativo.

Aseguró que desde la campaña del hoy alcalde se sumó al proyecto y cuando Astiazarán Orcí ganó la elección le ofreció la posibilidad de participar en la administración, y él por su parte, ofreció hacer cambios notorios a favor de la imagen de la ciudad mediante una eficiente prestación de servicios públicos, aun cuando parte de la tarea implicaría la aplicación rigurosa de reglamentos y eventualmente la afectación de intereses, incluso de personas que habrían apoyado la campaña, lo que el primer edil no tuvo empacho en aceptar.

Su delito, dijo, fue no ser parte del equipo de Roberto Sánchez Martínez, quien constantemente “lo amenazaba con que lo correría”. También afirmó que coordinación con él sencillamente nunca se dio, y que fue notorio su celo al ver el trato que mantenía con funcionarios federales y estatales como el actual delegado de la SCT, Alfonso Padrés Pesqueira, y Manuel Guevara, titular de SIDUE.

En la entrevista comentó Padilla que Roberto Sánchez “una y otra vez” buscó obstaculizar su trabajo, desacreditarlo y cansarlo para propiciar su renuncia, pero afirmó que él prefirió no distraerse de su objetivo y por esto no se quejaba ni con el alcalde ni colaboradores cercanos, amigos o familiares. Decidió, según dijo, que su mejor estrategia sería ignorar los insultos de su jefe inmediato.

En los últimos meses, sin embargo, afirmó que la situación se volvió insostenible, debido a que Sánchez aseguró que despidió a varios de sus principales colaboradores y hubo un momento en que pidió la intervención del alcalde pues eso le complicaba el cumplimiento de objetivos a pesar de los buenos resultados que había estado alcanzando.

La respuesta del alcalde fue: “es que al Bob no le gustan esas personas”. Por otra parte, también dijo que un mes antes de su salida, él estaba con el alcalde cuando le llamó telefónicamente Roberto Sánchez, y el doctor Astiazarán tuvo la oportunidad de atestiguar el trato despótico y los insultos que aquél le profería, pero a pesar de haberse mostrado sorprendido, prefirió ofrecerle a Padilla la opción de irse a ocupar otro puesto, eventualmente como delegado.

Padilla insistió en que era precisamente en Servicios Públicos donde podía darle los mejores resultados, aquellos a los que se comprometió al inicio de la gestión.

Además, y aunque no presentó pruebas de esto, afirmó que Roberto Sánchez, solía exigirle que aprobara cosas que estaban dentro de sus facultades pero en casos donde habría incurrido en irregularidades. Negarse a ello irritaba a Sánchez sobremanera, como cuando refiere que le pidió a gritos que aprobara que un fraccionamiento fuese recibido por el ayuntamiento a pesar de que los terrenos que dicho fraccionador iba a entregar para mobiliario urbano como un parque, incluían un espacio inutilizable porque estaba en una pendiente muy elevada.

“¿Ese tipo de situaciones qué te hacen pensar?, ni siquiera se fija de qué se trata, son favores debajo del agua, ve tú a saber, y estuvo a punto de correrme ese día, pero obviamente que ante el alcalde no me podía correr porque mi situación de trabajo era intachable”.

Padilla dijo no recordar el nombre del fraccionamiento y reiteró que exigencias de esa naturaleza se volvieron comunes de parte de Sánchez. En otra ocasión el funcionario revirtió la decisión tomada por Servicios Públicos, de recoger bancas con publicidad en la vía pública que no tenían el permiso y aplicar la multa correspondiente: “Nosotros recogíamos bancas y él autorizaba que se las regresaran sin multa para la compañía ésta”. Padilla tampoco identificó públicamente a esa empresa.

¿Porque Robaharto? Se le preguntó, a propósito de la forma en que se refiere en redes sociales a Roberto Sánchez Martinez: “Porque ves su manera de cómo hacer las cosas, hay amigos que me dicen por ejemplo ´oye Chava, me están pidiendo 30 lámparas para que me autoricen el fraccionamiento, nos tienen un año bloqueándonos y ahora sí facilitamente con 30 lámparas y vámonos´, qué quiere decir eso?”

El hoy ex funcionario dijo haber recibido muchas y constantes quejas de amigos, conocidos y constructores que referían irregularidades diversas y actos de corrupción pero prefería no involucrarse ni profundizar en el tema porque no eran de su competencia directa, y consideró que no tenía sentido compartírselas al alcalde.

“Mira,  en el momento en que yo hubiera dicho esto es indebido,… y además muchas que no están en mi cancha yo no me puedo meter, entonces ¿para qué le busco ruido al chicharrón si sabes que el chicharrón está tirado por todos lados?”

“Se cuchichean todo el día él y su compadre. Qué no va a saber él. Obviamente que hay cosas que son de pecata minuta y hay cosa que son grandes, ni eso ni lo de los fraccionamientos porque mientras no me comprometiera yo, era suficiente”.

Lo que sí era de su competencia, era por ejemplo el tema de los fraccionamientos y otros asuntos, donde Roberto Sánchez intervenía o pretendía intervenir. Según afirmó: “Eran muy seguido porque llegaban fraccionadores y ellos en lo oscurito se arreglaban y entregaban la información y yo no los autorizaba”, porque implicaba que el ayuntamiento tendría que responsabilizarse de dar servicios públicos a cientos o miles de familias cuando el gobierno municipal no tiene la capacidad para ello.

La oportunidad de correrlo se presentó unos días antes del cierre de campaña del PRI en un terreno frente al mercado Miguel Hidalgo. Según el ayuntamiento, Padilla utilizó indebidamente recursos municipales para hacer trabajos de limpieza en ese terreno, cosa que él niega categóricamente y asegura que incluso usaron una fotografía manipulada para hacer creer que el personal de Servicios Públicos hacía trabajos de limpieza en él, cuando en realidad se hacían esos trabajos en vía pública, y atendiendo reportes y quejas concretas que están documentadas. También dijo que fue una “coincidencia” el haber ido a limpiar los alrededores de ese predio, un día antes de que supuestamente se celebraría en ese lugar el cierre de campaña del PRI, e insistió en que el limpiar la ciudad era trabajo cotidiano para ellos

“Allá su conciencia”, responde Padilla Fitch respecto al trato que recibió de parte del actual ayuntamiento y de Roberto Sánchez Martínez.

“Lo que quería era reventarme para que yo renunciara. Me queda claro que es el año de Hidalgo. “Es el año donde se dan todas las autorizaciones de último momento y a final de cuentas vienen situaciones muy difíciles. ¿Dónde están trabajando las luminarias nuevas, donde  están poniendo esas que están quitando?, no hay un almacén, no  hay una forma, todos los componentes hay que mandarlos a un centro de disposición final de residuos peligrosos, no lo están haciendo, o sea, hay una serie de irregularidades que, lo mismo que pasó en la administración pasada lo están volviendo a hacer aquí”.