TIJUANA BC 19 DE MAYO DE 2017 (AFN).- Durante los últimos lustros, y a la fecha, el gobierno federal mexicano mantiene una actitud de servilismo ignorando las crecientes violaciones a los derechos humanos en que ha incurrido el gobierno de los Estados Unidos, afirmó el fundador del Colegio de la Frontera Norte, Jorge Bustamante Fernández.
En esta misma materia, las políticas antinarcóticos, y los compromisos sobre cooperación en la contención de la migración centroamericana que nuestro país negocia con el país del norte, hacen inviable que México pueda cumplir sus obligaciones de derechos humanos, y esto lo convertirá en blanco de denuncias por violaciones en la materia y en un socio no confiable, dijo por su parte la investigadora del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México, Mónica Serrano.
Estas fueron algunas de las conclusiones presentadas por ambos investigadores y varios académicos más, durante el seminario “Estados Unidos hoy: políticas públicas, sociedad, economía y cultura”, concebido como una opción para fortalecer la relación con el Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México en temas estratégicos que permitan definir una agenda estratégica de investigación y vinculación sobre el estudio de los Estados Unidos y la relación México-Estados Unidos, de cara al cambio de administración federal en este último país.
El evento coincide con el arranque formal de las negociaciones México-Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio, firmado hace 28 años.
Bustamante Fernández se refirió a la presión que Estados Unidos ha ejercido desde hace varios lustros “para que México haga el trabajo sucio” y detenga la migración proveniente de Centroamérica, a lo que el gobierno de México, de esta administración, respondió con una política que impidió siquiera tocar el tema públicamente.
“Dio instrucciones para que los representantes consulares y diplomáticos no se metieran con los aspectos de migración porque estos debían ser considerados como asunto interno de Estados Unidos”, lo que calificó como “un acto de ignorancia, y un acto de servilismo hacia Estados Unidos”, porque se produjo particularmente en vísperas de la visita que hizo el presidente Obama a México y esta política que no ha sido corregida en términos explícitos.
Se ha ordenado a los cónsules, añadió Bustamante, que atiendan a los migrantes mexicanos en Estados Unidos de acuerdo a nuestras leyes por ser su obligación, “muy mal cumplida y que ha sido más objeto de retórica que de realidad”, especialmente cuando destina poco más de un millón de dólares a la red consular mexicana en Estados Unidos, lo que “es ridículo” comparado con los 26 mil millones de dólares que los mexicanos aportan al país vía remesas.
Bustamante también ilustró el silencio y disimulo del gobierno mexicano cuando destaca como prioritario el tema de los derechos humanos “pero por otro lado no quiere quedar mal con Estados Unidos” y prefiere no hablar de la contradicción de este país al promover un enfoque de seguridad nacional apoyado en la fuerza represiva de sus cuerpos policiacos y militares en detrimento de los derechos humanos.
Una prueba es también su silencio frente al claro problema de las violaciones a los derechos humanos en los centros carcelarios en la Unión Americana, que se han acentuado luego de su privatización.
Por su parte Mónica Serrano se refirió a las negociaciones entre México y Estados Unidos, y el riesgo de que en ellas se privilegien los temas relativos al intercambio comercial y la seguridad de manera desvinculada del tema de los derechos humanos.
“No es posible que México pueda estar en la mesa convocando con Francia a una iniciativa de inhibición del veto del consejo de seguridad para situaciones de crisis humanitaria cuando en México se están gestando crisis humanitarias que pueden ser objeto de una intervención”, agregó.
No puede –añadió- ser un socio que tenga las credenciales y legitimidad moral para enarbolar esas causas. A esto habría que agregar el anuncio del gobierno norteamericano de hacer un énfasis en la política de derechos humanos vigente desde los tiempos del Presidente Carter, a lo que se añade la etapa crítica derivada de la guerra contra el terrorismo.
“Eso significa que aún cuando esa circunstancia pudiera dar a México la oportunidad de figurar con otros países en el intento de mantener esa agenda de derechos humanos sobre la mesa de negociación, la verdad es que va a ser muy tentador para quien esté en el gobierno mexicano, hacer el juego del avestruz y más bien meterse debajo de la mesa en lugar de comparecer entre quienes busquen promover la causa de los derechos humanos.