Hackers y "tarjeteros" ¡en acción!
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Hackers y "tarjeteros" ¡en acción!

Tijuana BC - lunes 20 de abril de 2015 - AFN.
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Tijuana BC 20 de abril de 2015 (AFN).- Si usted, con mucha seguridad, maneja alguna tarjeta de crédito o bancaria, o bien, tiene sus recursos depositados en bancos del vecino país, tenga en cuenta que en Tijuana operan individuos conocidos como “Websteros” y  tarjeteros, cuya única misión o propósito, es despojarlo de su dinero.

Son más de 1,000 que tienen su base en la Zona Norte de esta ciudad, según lo confiado a Agencia Fronteriza de Noticias, y se dividen en dos tipos: los de “alto nivel” que consiguen grandes cantidades y que logran muy buenas “relaciones” con “gente de autoridad e integrantes del crimen organizado”, y los de bajo nivel que pagan “cuotas” o “piso” a los anteriores, y se gastan lo poco que les queda en sus vicios, porque en su mayoría son adictos al cristal.

Los “Websteros”, son en realidad “hackers” que se encargan de violar la seguridad de las páginas bancarias, y de obtener las “bases de datos” con lo que -según las “fuentes”- “vacían” las cuentas de oradores, con mayor facilidad  en instituciones de Estados Unidos, porque en México les resulta más complicado por los “filtros” de seguridad. “Al que más le pegan” advierten AFN, es al Wells Fargo del país vecino.

El procedimiento, según explicaron es el siguiente: se meten a las páginas de los bancos, y ahí solamente ponen el número de cuenta, y solicitan que se haga una transferencia de dinero a una tarjeta, cuyo número proporcionan. En la transferencia les piden el código postal y fecha de nacimiento, y “ya es cuestión de “habilidad de quien maneja la Web, para brincar el filtro del Seguro Social”.

Allá, en Estados Unidos, es importante proporcionar el domicilio correcto –que consiguen en las bases de datos- por lo que después, con el dinero en la tarjeta, hablan a MoneyGram, o a otra compañía que da servicio similar, y piden que se haga el envío del dinero a Tijuana, a lugares como: Coppel, Elektra, Soriana o Wal-Mart, y así se hacen del dinero del cuentahabiente. Si llegan a detener al delincuente, no lo investigan ni le hacen nada, ya que nadie lo señala.

Además de “comprar” las bases de datos, ellos mandan a “robar correos” de Estados Unidos. Como  obtienen muy buen dinero “pagan” sus “cuotas” no siempre con efectivo, sino también con boletos de avión, de conciertos, o consiguiendo aparatos electrónicos, pantallas espectaculares, celulares, muebles de casa, o hasta con carros.

“Uno de los buenos” (o sea, quienes roban más) “vive mejor que un narco, ya que éste termina siendo su cliente, porque ¿a quién no le gusta comprar algo nuevo a mitad de precio?, señalan los entrevistados. Los que no son igual de hábiles, o son adictos a las drogas “pagan piso” a narcotraficantes y policías, y se la pasan encerrados en hoteles “como el San Diego y el San Nicolás”.

Por lo que se refiere a los “tarjeteros” éstos “clonan” bandas magnéticas, o roban tarjetas, en los cajeros bancarios; los primeros cortan “tiras” muy delgadas de una radiografía y las pegan en la ranura donde entran las tarjetas.

Después “cuando la tarjeta ya no sale, el cliente se va, pero ellos ya obtuvieron la clave de éste, quien en su desesperación acepta ayuda, y al no poder sacarla se retira”. El delincuente regresa, y con unas pinzas médicas jala las tiras de la radiografía y vacía la tarjeta en minutos.

Y quienes clonan tarjetas magnéticas tienen cómplices en bares, hoteles y otros lugares, según se confió. Los datos que requieren salen directamente de los bancos en México, donde el precio por “una buena información” oscila entre los 200 y los $5000 dólares.

Para despojarlo de su dinero ellos utilizan un aparato al que le dicen “chismosa”, que es un diminuto aditamento que se tiene precisamente en esos lugares en donde los delincuentes han establecido algún acuerdo. Los encargados, antes de poner la tarjeta en la máquina bancaria para aplicar el cargo, la pasan por ahí, con lo que clonan la banda magnética.

En los lugares donde esto se hace, ya sea un bar, un negocio comercial o hasta una gasolinera a los cómplices les entregan la mitad de sus ganancias. Refirieron por otra parte que funcionó “un negocio de radiocomunicación” en Plaza Río Tijuana, que operaba con el conocimiento y complacencia de algunos agentes ministeriales “hasta que les reventó el asunto” porque para establecerse en este lugar, los locatarios deben estar de acuerdo, y éstos no querían a quien aparecía como dueño.

Las sugerencias a los cuentahabientes son:
- Modificar con frecuencia sus claves bancarias
- No aceptar ayuda de ningún extraño en los cajeros automáticos
- No perder de vista su tarjeta, cuando paga algún servicio.
- Asegurarse que no la pasan antes por la “chismosa”

¿Y las autoridades?

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