Transiciones
Por: Víctor Alejandro Espinoza
TIJUANA BC 11 DE NOVIEMBRE DE 2020.-Las elecciones de Estados Unidos, que tuvieron su momento culminante el martes 3 de noviembre, han traído a la discusión al menos un par de asuntos de suma trascendencia, sobre los cuales vale la pena reflexionar. Por un lado, el papel de los medios masivos de comunicación respecto a la información que difunden los funcionarios de alto nivel y de manera particular el presidente de la República y, por el otro, el momento del proceso electoral en el cual un mandatario se debe manifestar sobre el triunfo de un candidato presidencial.
El viernes 6 de noviembre, Donald Trump citó a una conferencia de prensa para fijar una posición respecto a lo que el consideraba ilegalidades en el proceso electoral por el envío masivo de boletas a través del correo (un poco más de 100 millones) y el conteo de los votos en diferentes estados. Cuando enumeraba las que para él eran las irregularidades, tres de las grandes cadenas televisivas decidieron dejar de transmitir por considerar que el presidente decía mentiras. Las cadenas ABC, NBC y MSNBC, cortaron la transmisión con lo cual se generó una gran controversia en torno a la decisión de censurar el mensaje presidencial.
En México tuvo mucho eco y dividió a las redes sociales y opinadores de medios: por un lado, los defensores de la medida, quienes están de acuerdo en otorgar el poder a los medios para decidir cuando un presidente tiene el derecho de difundir sus mensajes. Otros, consideramos que no es responsabilidad de los medios erigirse en los máximos jueces de la Nación. En todo caso pueden no acudir a cubrir una conferencia de prensa, pero no les corresponde el derecho de censura. Pueden debatir y aclarar posteriormente, incluso desmentir los dichos presidenciales, pero nunca debemos otorgarles el derecho de decidir quien tiene la razón. No es su papel; su responsabilidad es presentar la información a los ciudadanos y éstos decidir si continúan escuchando o no la conferencia de prensa.
En el sistema norteamericano son los medios quienes anuncian al ganador de una contienda y no alguna autoridad estatal o federal. Eso les ha hecho acumular mucho poder ante los gobernantes y por supuesto, ante los gobernados. Sin duda, en gran parte el origen de esta situación es la ausencia de autoridades electorales. De manera informal, a la declaración de ganador que hacen los medios, corresponde la aceptación de los resultados por el perdedor. No es el caso actual.
A partir de la noche del martes 3 de noviembre comenzaron a conocerse los resultados de la elección presidencial y a difundirse la probable composición del Colegio Electoral.
Como sabemos, el ganador de la contienda es quien obtiene al menos 270 de los 538 votos del colegio. Para el sábado 7, los medios de comunicación anunciaban el triunfo del demócrata Joe Biden sobre el republicano Donald Trump. De inmediato se difundieron las primeras felicitaciones enviadas por mandatarios de diferentes países. Lo que siguió fue la expectativa por conocer la postura del presidente Andrés Manuel López Obrador. Los críticos de AMLO le exigieron que difundiera de inmediato la felicitación respectiva.
Desde Tabasco, el presidente de México ofreció una conferencia de prensa en la que fijó su postura: felicitaría al ganador hasta que concluyera el proceso y hubiera un ganador formal. Tres son las fechas determinantes para ello: el día 8 de diciembre los estados anuncian la conclusión del proceso en virtud de la resolución de las controversias legales; el 14 de dicho mes celebra su reunión el Colegio Electoral y vota, declarando formalmente al ganador, quien tomará protesta el 20 de enero. Lo que significa que quedan más de dos meses del gobierno de Trump. Las razones oficiales son que en una relación asimétrica como la que tenemos con EUA, las implicaciones de no actuar con cautela pueden ser muy negativas. En el momento adecuado y conforme a la ley y el principio de autodeterminación de los pueblos, se procederá a la felicitación.
Es decir, se optó por asumir una decisión de manera responsable para prevenir cualquier tipo de conflicto innecesario. Obviamente los críticos de AMLO han puesto el grito en el cielo y han considerado que la dilación puede tener graves consecuencias por las represalias que tomara el futuro presidente Joe Biden. Hay que recordar que Estados Unidos tiene intereses y no amigos. ¿La felicitación anticipada cambiará el futuro de las relaciones bilaterales? Las opiniones están divididas.
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